Una fiesta de sonidos en el fin del mundo

Tal vez para los que viven en grandes ciudades sea difícil imaginar que para producir el recital de un pianista clásico en una localidad de la Patagonia hasta no hace mucho tiempo había que alquilar un piano de cola, subirlo a un avión carguero y despacharlo.De esto y de lo difícil que puede ser organizar un encuentro de música clásica en lugares alejados de las ciudades grandes pueden hablar Martín Nijensohn y Santiago Lanzillotta. Nijensohn produce desde hace dos décadas la Semana Musical Llao Llao, un exquisito ciclo de conciertos que se realiza en el imponente marco barilochense. Este año, la edición número 20 se realizará del 12 al 20 de este mes. Por su parte, Lanzillotta es el director general del Festival Internacional de Ushuaia, un encuentro que va por su novena edición (a partir del 5 de este mes) y que ha crecido de manera exponencial.En Llao Llao ahora cuentan con un flamante piano Yamaha, y en Ushuaia hay dos Steinway y Sons, a falta de uno. Pero no siempre fue así. Esta manera de combinar música y bellísimos paisajes tiene sus bemoles. ¿Cómo se hace para programar un festival a 2000 o 3000 kilómetros del café de Palermo donde estos productores ahora conversan? ¿Es fácil convocar a artistas del exterior? ¿Se programa lo que se puede o lo que se quiere? "Se hace lo que se puede. Obviamente -aclara Lanzillotta. Pero la dirección artística tiene que marcar hacia dónde vamos."Sin duda, eso es lo que marca el perfil de cada uno y, afortunadamente, en estos casos se podría decir que no se opacan, sino que se complementan. "Fijate qué distintos son los festivales de Ushuaia y de Llao Llao. Este año nosotros hacemos las nueve sinfonías de Beethoven. Es un plan arriesgado, pero lo que estamos buscando en este caso es que la gente reconozca esa melodía; ese inconsciente musical que el público, en este caso mayoritariamente fueguino, pueda pensar: «Esto de la música clásica es parte de mí». Y, de algún modo, es una manera de formar oyentes. Este año hacemos las nueve sinfonías con cuatro directores y nos encantaría que todos los años hubiera más. Pero, en ese sentido, se hace lo que se puede. Nos ayuda trabajar con un presupuesto anual y con un año de antelación. No más, y por eso no es tan fácil entrar en las agendas internacionales."Para Martín, el resultado de una programación está definido en un par de frases: "Hacemos lo mejor de lo que se puede. Siempre algo más por encima de lo que podemos. Y siempre estamos excedidos pero felices de hacerlo. Ése...

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