El narcotráfico amenaza al Estado

Explotaron la embajada de Israel y la AMIA. Los carapintadas amenazaron las presidencias de Alfonsín y Menem. Mataron a Cabezas y desapareció Julio López. Le cortaron las manos a Perón y guerrilleros coparon el cuartel de La Tablada. Hubo hiperinflaciones, 2001 y catástrofes ferroviarias (incluida la de ayer). Cualquiera de esas conmocionantes circunstancias acaecidas en estos treinta años ininterrumpidos de democracia, no tuvieron, con todo, la extremada http://www.lanacion.com.ar/narcotrafico-t29386Por primera vez, los que lucran con el negocio de la droga directa o indirectamente, se levantaron en armas contra el Estado, encarnado en uno de sus representantes.Hasta ahora las acciones de esa parte del hampa habían sido suficientemente inquietantes con sus sucesivos ajustes de cuenta -en Rosario ya fueron asesinados en episodios de ese tenor 187 personas, en lo que va del año- y los ajusticiamientos protagonizados por sicarios que irrumpen de la nada y se los traga la tierra tras su mortífero paso, también en la ciudad de Buenos Aires.La matanza, el jueves 10, de cinco personas en la villa 1-11-14 es parte de una escalada de episodios cada vez más cruentos y frecuentes en distintos puntos del país, incluso con la participación de policías.Más allá de constantes decomisos de drogas, descubrimientos de cocinas y la constatación de que las fronteras nacionales son un verdadero colador para el narcotráfico, con el atentado a Bonfatti, este tipo de delito está pasando al estadio de máxima peligrosidad: emplazar a la República y apuntar directo al corazón de la democracia.Pero el país, sus ciudadanos y su periodismo no dimensionan la gravedad inusitada de tan horrenda novedad que pone el revólver en la sien de toda la sociedad.Por eso, en la semana que pasó, no fue éste el tema dominante en los medios sino el ine-fable caso, en varios capítulos, del abuso de poder por parte del candidato porteño a diputado por el FPV, Juan Cabandié. Nadie puede negar que en ese episodio, ciertamente menor, se evidencian actitudes profundas de autoritarismo que resultan interesantes de resaltar y de debatir, al tiempo que no es difícil advertir que su evidente sobredimensionamiento persigue un daño electoral.Nuestra frívola pasión por las anécdotas en forma de noticias volvió a triunfar ampliamente en contraposición con el manifiesto desdén que demostramos hacia problemáticas más serias. El fenómeno se agrava porque, como si eso fuese poco, le aplicamos el desaprensivo...

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