La felicidad autoritaria del régimen chino

Después de la caída del Muro de Berlín a fines de 1989, y de la posterior disgregación de la Unión Soviética y su "zona de influencia" en Europa, se habló de la muerte definitiva del comunismo, que pasó a ser como una pieza más del museo de la historia. Había sido tan estrepitosa esa caída -que no fue el fruto de una guerra perdida o de una invasión extranjera, sino de una implosión, de un desmoronamiento interno- que el comunismo fue interpretado como un accidente histórico que había interrumpido momentáneamente la ley general de evolución de las sociedades.

Pero he aquí que la República Popular China, que es el país más poblado de la Tierra, el que más ha crecido económicamente en las últimas dos décadas y que en poco tiempo podría desplazar a los Estados Unidos de su lugar de primera potencia mundial, celebró hace poco con bombos y platillos el 90° aniversario de la fundación del Partido Comunista, que es el partido gobernante desde 1948 y que es la única fuerza política existente y reconocida del país.

Lo ha hecho sin abjurar de su pasado y sin hacer la más mínima autocrítica de esa historia de casi un siglo. La bandera roja con el martillo y la hoz flameó en todas las ciudades y aldeas de este gigante de mil trescientos millones de habitantes, y todos los líderes históricos, desde Mao Tsé-tung hasta Chu En-lai y Deng Xiaoping fueron recordados como héroes nacionales y padres fundadores de la patria, como si los tres hubieran seguido una misma línea recta, desde los primeros años de la revolución china hasta el presente.

¿Ha muerto, pues, el comunismo? Habría que convenir que el que murió fue el comunismo soviético y los partidos comunistas del mundo entero que le fueron fieles, algunos de los cuales desaparecieron y otros se transmutaron en moderadas fuerzas socialdemócratas o reformistas. Pero el comunismo chino, que fue aliado y después rompió con la Unión Soviética, goza de muy buena salud, como lo demostraron las fastuosas celebraciones de este 90° aniversario.

De todos modos, más allá de estas festividades por el 90° aniversario del Partido Comunista Chino, lo cierto es que no hubo una "línea recta", absoluta e inalterable, desde que los comunistas tomaron el poder en 1948.

En sólo dos décadas, entre fines de los años 60 y fines de los años 80 del siglo pasado, hubo en China dos revoluciones: la "gran revolución cultural"...

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