Federico Andahazi: 'Cuando uno escribe lo que hace es rememorar'

Federico Andahazi dedica su última novela, Los amantes bajo el Danubio (Planeta), a la memoria de sus abuelos paternos, Béla Andahazy-Kasnya y Margarita Hollos. A los 52 años y tras escribir doce libros, publicó su primer título de registro autobiográfico. Ambientada en una Budapest invadida por los nazis, la trama narra las historias de amor cruzadas de dos parejas que, por circunstancias extremas, deben convivir bajo el mismo techo: unos escondidos en un sótano oscuro mientras los otros intentan continuar con la rutina como si nada sucediera. El personaje de Bora, un húngaro aristócrata que refugia a su ex esposa y su nuevo marido, está inspirado en Béla Andahazy, abuelo del escritor. Coleccionista de motos antiguas que conserva en el garaje de su casa de Belgrano R, Andahazi anticipa su trabajo en proceso: una novela sobre los padres de su madre, Margarita, inmigrantes rusos comunistas, en la que hablará sobre cuestiones personales.

Se llega a ser escritor por las historias que te tocaron vivir. Uno se puede esconder más o menos tiempo detrás de los personajes, pero hay un momento inevitable en el que tiene que salir a mostrar la cara y decir: "Soy éste, vengo de acá". Empecé a publicar a los 33, aunque escribía desde mucho antes, y es cierto que uno a esa altura aún no tiene una biografía. O, por lo menos, no tomó noción de esa biografía. Crucé la barrera de los 50 y me parece que es la edad para hablar de esas cosas; creo que son las obras más genuinas.

Me siento en la obligación de dejarles a mis hijos una historia. Esta novela es mucho más autobiográfica de lo que puede percibir el lector. Recién pude escribirla cuando mi padre murió. Si tuviera que fechar el origen diría que la empecé allá por 1968, cuando tenía cinco años. Mis padres se separaron cuando era muy chico; a mi viejo no lo conocí hasta mucho tiempo después. Lo único que tenía de mi papá era un libro de poesía, que se titulaba Edades y temporadas. Ahí estaban sus poemas, su pequeña biografía y una foto en la solapa. Ésas eran todas las noticias que tenía de él.

En 1980 caminaba por Corrientes y en la esquina del bar La Paz lo vi. Un hombre parado, de barba y pipa. Lo conocía de algún lado. Era una imagen vinculada con la literatura. Hasta que me di cuenta de que era el autor del libro de poesía que tenía en mi casa. Era mi papá. Me acerqué. Muy tímidamente le pregunté si se llamaba Béla. Me dijo que sí. Y me presenté: "Mucho gusto, yo soy Federico". Y me preguntó: "¿Qué...

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