Feda Baeza, directora del Palais de Glace: 'La posibilidad de expresarme llegó junto a la estabilidad laboral'

Feda Baeza, directora del Palais de Glace

Febrero de 2021. Feda Baeza, directora del Palais de Glace, trabaja desde su departamento en la nueva rutina impuesta por la pandemia. Detrás del escritorio, la ventana se abre a una Buenos Aires silenciosa, desértica. Frente a la computadora, está inmersa en la convocatoria a unos premios para artistas visuales, mujeres y personas de la comunidad LGBT+, que lanzarán desde el emblemático museo en una fecha próxima y también emblemática: el 8M. Beba, su gata negra, la merodea con insistencia felina.

Le toca poner su firma. Cerrar el documento virtual con "el gancho" que le dará vida institucional. Duda. Cuando asumió su cargo al frente del Palacio Nacional de las Artes, el 1 de abril de 2020, Feda −historiadora del arte, curadora y profesora universitaria− usaba, en el ámbito académico y laboral, el nombre de varón que aún aparece en su DNI. Su transición como mujer trans comenzó hace poco más de un año, luego de su nombramiento en el museo. Ese día de febrero, algo le dijo que era el momento y puso las cuatro letras: F-E-D-A.

"Fue la primera vez que firmé así. En verdad, lo venía haciendo desde hacía seis o siete meses de forma esporádica y en instancias menores, pero a veces tenía vergüenza y en algunos ámbitos sentía que tenía que firmar con el nombre de mi DNI. Hasta que en ese momento dije basta, es esta la firma y este el nombre . A partir de ahí, me animé a cambiarlo definitivamente de todas las firmas de los mails", cuenta hoy la funcionaria.

Sostener un nombre que no la representaba, le incomodaba. "En ese sentido, firmar como realmente me siento fue liberador . La firma es la constitución de algo distintivo, público, la marca en el sentido de una grafía que identifica a una persona. El poder exhibir eso me pareció fundamental", agrega.

Feda Baeza tiene 42 años, es historiadora del arte y curadora. En abril de 2020, asumió su cargo en el museo y poco después empezó su transición.

En el Mes del Orgullo LGBT+ y consultada por LA NACION acerca de cuál considera que fue el momento en el que pasó de los temores a la aceptación, de los prejuicios -propios y ajenos- al abrazo de sí misma, la directora del Palais de Glace elige esa tarde de verano. En un papel, con el garabato más o menos legible en que plantamos nuestra iniciales, nombre o apellido; o de forma virtual, con las letras que en el teclado pierden la magia del pulso y la caligrafía propia, pero que aún así nos siguen definiendo, firmar es un acto tan cotidiano como constitutivo de quiénes somos. Y Feda lo sintió así. Ese fue su "momento orgullo".

Feda firma una hoja sobre el escritorio de su despacho en el Palais de Glace, que transitoriamente está funcionando en la Manzana de las Luces.

Pero el camino para ser Feda empezó antes y estuvo atado, en buena parte, a...

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