Farandulización de la política y falta de debates

Cuando faltan menos de tres meses para que se realicen las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO), previas a los comicios generales de octubre, en los que se elegirá un nuevo presidente, entre otros cargos electivos, los principales precandidatos a ese puesto no han llegado a ningún acuerdo para concretar el que sería el primer debate público de ese tipo en la Argentina.

Por el momento, han preferido reemplazar ese necesario intercambio de ideas, de discusión sobre los temas que hacen a la construcción y proyección del país, con su aparición en profusas y personalistas propagandas políticas -en algunos casos, en violación de las leyes que les impiden hacerlo antes de tiempo o abusando de recursos de los Estados-, o en shows humorísticos, como acaba de ocurrir con la presencia de Scioli, Macri y Massa en el programa de Marcelo Tinelli.

Nuevamente, los precandidatos priorizan la farandulización de la política por sobre el debate, por el desarrollo de los grandes temas irresueltos, por explicar qué programas seguirán y quiénes los acompañarán en una eventual gestión. La campaña sólo sobrevuela grandes títulos: inseguridad, corrupción, narcotráfico, impuestos, mantenimientos de planes sociales, entre otros, pero nada más. Como si el mero enunciado llevara implícitas las propuestas y soluciones. Nada más lejano y empobrecedor.

No se condena aquí que los dirigentes políticos muestren sus facetas más humanas como en el programa Show Match, sino que sólo exhiban eso. Se ha hablado y escrito mucho sobre el hartazgo de la ciudadanía respecto de las cuestiones políticas, pero muy poco, por no decir nada, se ha hecho para revertirlo desde la propia política. Al contrario, las actitudes de muchos dirigentes han estado más asociadas con el pan y circo que con la necesaria y educativa formación de ciudadanos curiosos, demandantes y críticos.

Las plataformas partidarias parecen haber entrado en era de extinción. La foto que da cuenta de la captación de un cuadro opositor y la imagen robada al Papa se muestran hoy como los botines principales de una guerra política mediocre. Incluso, la gruesa mayoría de las participaciones en programas humorísticos son previamente guionadas. Los candidatos piden no hablar de determinados temas y se accede a ello en función del show.

Es una creencia casi irrebatible en nuestra clase política que un debate serio entre candidatos resta más de lo que suma. La pregunta es: ¿le habrá sumado mucho a...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR