Fantasmas de la guerra: el valor de enfrentarse con el trauma

Cuando Juan entró en razón se dio cuenta de que estaba golpeando a su hija. Segundos antes estaba vestido con su uniforme militar en la inmensidad de las Islas Malvinas, con el viento helado rozando sus mejillas y con un soldado inglés parado a pocos metros, decidido a matarlo. Juan atacó al enemigo, pero esa vez fue distinto. Sólo sentía adrenalina. No percibía fatiga ni dolor. Se sentía como un sueño. Era un sueño.

Cuando volvió en sí y vio que estaba en el comedor de su casa y no en las islas supo que los fantasmas de la guerra aparecieron una vez más. Tenía que buscar ayuda.

Así fue como llegó al Centro de Salud de las Fuerzas Armadas Veteranos de Malvinas, donde diagnostican y tratan a aquellos ex combatientes que padecen estrés postraumático. Allí es donde todavía se escuchan los estruendos de la guerra.

En un pequeño edificio de dos pisos, en las inmediaciones del Instituto Geográfico Nacional, en Palermo, unos 200 veteranos por mes recorren los pasillos rodeados de consultorios, auditorios, aulas y jardines. Allí se atienden con psicólogos y psiquiatras y participan de talleres grupales variados, como los de yoga, musicoterapia y hasta hipnosis.

Todos los que pisan ese lugar tienen historias para contar. Algunas emocionantes y muchas desgarradoras. El director, coronel Esteban Vilgré La Madrid, dice que quienes se acercan al centro de salud tienen heridas en el alma. Habla por sí mismo: durante la guerra fue jefe de una sección de tiradores de 41 soldados y cinco suboficiales. Cuando terminó el conflicto, volvió con 13 hombres.

"Después de bajar del cerro donde combatimos vino el dolor del silencio y la derrota. Te sentís un fracasado", relata La Madrid a LA NACION. Desde que puso un pie en el continente, al volver de las islas, el militar se impuso como objetivo encontrar una manera de formar a otros soldados por si había otra guerra y de remediar la promesa que le hizo a su padre y que no pudo cumplir: traerlos vivos. Durante los 80,

En los primeros años, los ex combatientes eran atendidos sólo en Campo de Mayo. Por años no se supo bien qué era el estrés postraumático y cómo tratarlo. Fue recién en el 2000 cuando el Estado Mayor Conjunto decidió enviar a los Estados Unidos psiquiatras y psicólogos para perfeccionarse en un hospital de veteranos de guerra. Doce años después, tras cambios de sede, estructura y metodologías, se inauguró el centro que existe hoy. Los casos que necesitan internación siguen tratándose en Campo de Mayo.

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