El fantasma del apagón

Horas antes de la Navidad, tuve un anticipo: se cortó la luz del departamento donde vivo, en Parque Chacabuco. Era una molestia, pero fácil de resolver, porque la Nochebuena iba a estar en lo de mi hermano. Sin embargo, el fantasma del apagón se había corporizado.Los días que siguieron fueron amenazantes, con cortes por más de diez horas y oscuridad total en el barrio. Mis vecinos, indignados, montaron dos piquetes por la falta de luz y la ausencia de respuestas por parte de la empresa prestadora del servicio y del Estado.Se acercaba el 31 y crecía el temor de pasar el Año Nuevo sin luz porque, esta vez, el anfitrión iba a ser yo. El fantasma del apagón siempre depara una sorpresa. Esta vez no fue la luz la que se cortó, sino el agua porque una fase del edificio colapsó. Faltaban ocho horas para que comenzara 2014 y no salía una sola gota de las canillas. El plan B fue encontrar un restaurante abierto. Sentado a...

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