Los familiares de las víctimas, en el corazón de la concentración

"Siento alegría", dijo Susana Trimarco, a metros de cruzar la valla que la separa del escenario principal de la concentración . Allí, ayer, la madre de Marita Verón y presidenta de la Fundación María de los Ángeles reiteró su reclamo de justicia no sólo por las víctimas de trata de personas, sino para todas aquellas mujeres que sufren la violencia de género.

"Es hora de que se respete la ley que ya existe desde marzo de 2009, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres", explicó a LA NACION. Y agregó: "La Justicia no se ocupa de que ellas tengan justicia ni de apoyarlas en términos de seguridad: todos los días tenemos que pelear para que las chicas tengan custodia, para que los mafiosos no vengan a llenar de balas sus casas, para que no les vayan a pegar por la calle en pos de que den vuelta las causas judiciales. Y para que no las denigren psicológicamente, cosa que, cuando estén sentadas en un juicio, se encuentren confundidas y no declaren lo que tienen que declarar".

La mayoría de los familiares coinciden con este reclamo y denuncian un vacío legal que les produce terror en el día a día.

A unos pasos de Susana, Roxana Castellani, de 29 años, se acomoda entre la multitud con un cartel en el que se leía "Ni una menos". Según denuncia, su ex marido casi la mata a cuchilladas. De acuerdo con sus declaraciones, llegó a dejarla inconsciente, después de una danza de piñas y patadas que parecían no terminar nunca. Según relata, si no fuera porque los vecinos oyeron sus gritos y se animaron a llamar a la policía, ella, tal vez, no se hubiera salvado. Desde 2011, como explica, denuncia a su ex marido, actual concejal de La Plata. Pero no tuvo muchos resultados: "Nunca me quisieron tomar la denuncia en la comisaría porque él es funcionario público", dice. Y cuenta que durante cuatro años padeció su violencia. Su hijo también. "Cuando era un bebe de dos meses me lo tiró contra la cama y lo dejó asfixiado", indica. Recién ahora Castellani pudo lograr algunas acciones concretas. "Con la ayuda de la Casa Abierta María Pueblo conseguí una restricción perimetral a menos de tres metros, una medida cautelar y un rondín [policías que circulan cerca de su domicilio cada tanto]. Todavía me falta el botón antipánico y que avance la causa en la justicia...

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