La familia es lo primero

¿Es una sensación o las dolorosas escenas de furia desatada que difunde la TV y nos llegan a través de las redes sociales están obliterando hasta el más tímido clima navideño? La parte fea y cruel de la realidad muestra los dientes. Las acciones de Papá Noel están en baja.

Atravesar los últimos diez días del año siempre es un desafío, pero esta vez la empresa está poniendo a prueba hasta a los espíritus más templados. Aunque uno tiene la esperanza de equivocarse, todo indica que las mesas familiares estarán incluso más agrietadas que de costumbre.

Sólo a los chicos les es dado gozar de las reuniones, los arreglos especiales, los menús desacostumbrados, las lucecitas titilantes y los fuegos artificiales sin que el sufrimiento ajeno deje caer una gota de tinta indeleble en esa foto de cotillón.

Hasta las familias que aparentan estar bien avenidas y sonríen impecables en los medios de comunicación, las de los que carecen de los problemas económicos que nos afectan a todos, se las arreglan para generar su propio Rubicón. En el caso de las celebridades, las discusiones por la herencia son un clásico.

Poco después de la muerte del escritor, guionista de cine y periodista Gore Vidal, por ejemplo, su hermana, Nina Straight, lo acusó ante los tribunales de los Estados Unidos de "no estar mentalmente sano" para obtener parte de su cuantiosa fortuna, valuada en unos 37 millones de dólares. Vidal había desheredado a su familia y había donado su legado a la Universidad de Harvard.

Kafka, uno de los escritores cardinales del siglo XX, no tuvo descendientes. Pero sus escritos también dieron lugar a una agria disputa cuando la depositaria de esos papeles, Eva Hoffe, hija de su secretaria personal, quiso venderlos al Archivo de Marbach, en Alemania, pero no pudo porque el Estado israelí los reclamó alegando que eran patrimonio de ese país. A fines del año pasado, Eva finalmente perdió el juicio que había iniciado en 2009. Lo singular del caso es que Kafka había dejado esas cartas y manuscritos en manos de su amigo Max Brod con la indicación de que los quemara.

Algo similar ocurrió con la colección particular de André Breton, considerado...

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