Los fallos de la Corte Suprema deben ser respetados

El interbloque de senadores del Frente de Todos (FdT), cuando fijó su posición pública sobre la resolución de la Corte Suprema que revocó el decreto parlamentario que dividió el bloque oficialista para la designación de un representante ante el Consejo de la Magistratura

El levantamiento del oficialismo en el Senado contra el emblemático fallo de la Corte Suprema que el 8 de noviembre desbarató una maniobra para subdividir el bloque del Frente de Todos para lograr una silla más en el Consejo de la Magistratura, vulnera la Constitución Nacional y la división de poderes, bases de nuestra democracia republicana, convirtiendo el hecho en una suerte de golpe de estado institucional. En ese fallo, el máximo Tribunal de la Nación calificó a tal división artificial como un ardid o simulación que no obedecía a fines genuinos.

Es cierto que dada la crisis que vive la Argentina, la gravedad de la situación y sus evidentes consecuencias negativas, que se proyectan en el tiempo, se desdibujan ante las urgencias cotidianas de la población vapuleada por la inflación, la falta de trabajo, la pobreza rampante y la inseguridad a la vez que sumergida en "relatos varios" y vías de escape ofrecidas por el poder para distraer de los asuntos de fondo. Lo inmediato y urgente prevalece sobre lo importante. Pero aun así, es esencial no perder la perspectiva.

Esa atípica sesión del Senado del 16 de octubre, con quórum justo y sin la presencia de la oposición, en la que se la Cámara desoye el fallo de la Corte y reitera por unanimidad el esquema de la división del bloque que ya había sido declarado nulo, traspone un límite inédito en el nivel nacional de falta de respeto de un poder del Estado frente a otro, en ejercicio de su rol constitucional.

Es importante destacar que lejos de ser un tema para pocos especialistas, o puramente técnico, exclusivo de juristas o abogados; se trata de un asunto de máximo interés para todos los ciudadanos de nuestro país. Por eso vale la pena alertar con claridad y simpleza sobre los hechos y sus consecuencias, para el conocimiento del conjunto de la sociedad y una eventual toma de posición.

Aunque en nuestro país, y muy lamentablemente, la educación en el civismo ha caído en la irrelevancia o, peor aún, en un adoctrinamiento sesgado, los ciudadanos necesitamos conocer para ser dueños de nuestras decisiones. Por ejemplo, que el Consejo de la Magistratura fue creado...

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