El factor Lavagna desata críticas, nervios y dudas

El explosivo ascenso hacia el centro de la escena preelectoral que protagoniza se ha convertido en la menos esperada novedad política y ha tenido consecuencias que eran impensables hace apenas un mes.Tan repentina ha sido la irrupción que, en muy pocos días, el "factor Lavagna" logró provocar reacciones airadas de muchos de los principales actores, deslizamientos subterráneos de dirigentes, inquietud en los principales espacios políticos, entusiasmo en parte del empresariado y perplejidad en los analistas y consultores.La emergencia del exministro de y de es una curiosidad que encierra varias paradojas. No solo porque se haya producido en una etapa de su vida política y personal en la que pocos suelen generar acontecimientos disruptivos o noticias explosivas. También lo es por haber logrado tal centralidad cuando, al menos por ahora, la mayoría de las no reflejan un encumbramiento equivalente en intención de votos y cuando no cuenta siquiera con un espacio político definido. El tiempo dirá si allí están su virtud y su potencial o si solo se trató de una efímera aparición en el amanecer del período . Por lo pronto, ya da mucho material para analizar.El fenómeno Lavagna no se explica por sí mismo, sino porque ha sido el elemento que logró modificar el sistema preestablecido y ha alterado a los demás elementos. Un cambio de órbita.Que el presidente de la Nación y dos de sus principales colaboradores se hayan ocupado de él con la intensidad con la que lo hicieron para criticarlo solo logró aumentar su exposición. Un aporte significativo para un dirigente cuyo mayor déficit se encuentra en el rubro popularidad. La ofensiva oficialista despierta interrogantes.En la Casa Rosada niegan, como es de prever, que exista el propósito de instalar su figura y culpan por aquellas reacciones al lugar que le han dado los medios al economista y a las preguntas que los periodistas les hacen a los funcionarios. Nada nuevo. Las voces que no fingen ingenuidad en el oficialismo admiten que las expresiones son más proactivas que reactivas.Si bien la planificación electoral macrista aspira a la polarización final con Cristina Kirchner con la convicción de que favorece las chances de una reelección de , eso no resulta contradictorio con la necesidad de sostener la fragmentación peronista. Diferencias entre táctica y estrategia. La política nunca es unidimensional.Ya se vio en 2015 y en 2017 lo beneficioso que fue para Cambiemos la división panperonista. Sobre todo...

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