El extraño caso del señor Koons

En la Gran Manzana hay un lema secreto: dime a qué jardín de infantes van tus hijos y te diré quién eres. Los hay de ideologías muy diversas (religioso no conservador, progresista, Montessori, Reggio Emilia, Waldorf o mezclas ad hoc) y también de riguroso control de ingreso. Algunos de los más famosos aceptan un porcentaje menor de postulantes que Harvard. Dicho esto, resulta inevitable sacar conclusiones acerca del modo como cada cual "cultiva" su propio jardín. Claramente, hay una delgada línea roja que separa la elección de padres médicos, abogados o contadores, por ejemplo, de la decisión tomada por artistas, psicoanalistas o chefs, por citar algunos clichés del mercado.Jeff Koons es un caso aparte hasta en ese sentido. Es el artista más polémico del momento, que no duda en posar desnudo haciendo fierros para Vanity Fair, aunque viva en el superburgués Upper East Side (67 E y Quinta Avenida), donde jamás pondrían un pie las celebridades de la industria creativa, que son parroquianos del downtown o, a lo sumo, de Brooklyn Hills. El artista vivo más caro del planeta manda a sus cinco hijos menores (sí, cinco) a un jardín de infantes estricto y académico, de riguroso uniforme. El único de formación británica, algunos dirían victoriana.Quizás esto sea una señal de las enormes dicotomías del estelar Koons. Su presencia se impone al mismo tiempo en la moda masiva, con una línea de carteras para HyM, y con una muestra canónica en el Whitney Museum. Es difícil saber quién es realmente Jeff Koons. Personalmente, el hombre cuya obra explota de brillos y colores parece un ser gris. Un tiempo atrás lo entrevisté para LA NACION (ahora no da entrevistas). Llevaba traje gris oscuro con camisa gris clara, un look que suele repetir; sus ojos eran grises, algo apagados; su pelo, entre rubio ceniza y cano, y su voz era suave, lindando con lo monocorde. De joven fue agente de commodities y hoy, al verlo con su correcto ambo gris oscuro, sería muy fácil imaginarlo como gerente medio en la industria financiera.***Pero Jeffrey Lynn Koons (59) no sólo es quien batió todos los récords de precios en remate para un artista vivo cuando en 2013 Christie's subastó por 58,4 millones de dólares Balloon Dog (Orange), duplicando de un zarpazo el precio obtenido cinco años antes por Hanging Heart (Magenta/Gold), uno de los cinco corazones gigantes de distintos colores que salieron de su taller de chapa y pintura. Hay mucho más. Detrás de la fachada monocromática del señor gris está la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR