Para evitar el bullying

No sabemos si el fenómeno del acoso escolar está creciendo, pero sí que es cada vez más notorio y sus consecuencias, más graves (suicidios, homicidios, etc.). Esta conducta cruel y sistemática debe distinguirse de la violencia ocasional que suele darse en los grupos, especialmente en escuelas y colegios.

Su abordaje es difícil porque se trata de situaciones de tipo "mafioso", que se amparan en la omertá (silencio de víctimas y victimarios) y que suelen ocurrir fuera del margen de control de los adultos responsables. También, porque se afirman sobre el fértil suelo cultural de algunas creencias de padres y docentes que favorecen su desarrollo. A veces los padres dicen: "Son cosas de chicos", "tiene que hacerse hombre", "sucedió en la escuela, que lo resuelvan ellos", "no hay que ser buchón". Y los docentes: "No afectan el desarrollo de las clases", "no estamos preparados para atender eso", "las autoridades no nos respaldan".

Este síntoma se alimenta también del quiebre actual de la alianza, en otras épocas tácita, entre las dos más importantes agencias socializadoras: familia y escuela. Dos instituciones a menudo instaladas en la desconfianza mutua y frecuentemente dedicadas a ver quién tiene la culpa y la razón, más que a colaborar para resolver el problema. Revertir esa situación sería el primer paso de cualquier proceso de resolución de este de problema.

La situación de acoso suele ser un espectáculo; es decir, se desarrolla ante espectadores que, por diferentes razones, disfrutan del hecho sin involucrarse directamente. Por un lado, eso realimenta el fenómeno; pero a la vez, y afortunadamente, los espectadores pueden buscar una intervención adulta, ya que ante una investigación no deberían pasar, como el acosado y el acosador, por la difícil circunstancia de acusar o autoacusarse.

No cualquiera es acosado ni acosador, pero cualquiera puede ser espectador, ya sea como parte de un grupo permanente o en forma ocasional. Muchas veces basta una actitud de rechazo o una retirada de su parte para que el acoso se detenga.

Los acosados suelen ser personas tímidas y temerosas, o menores y más débiles o torpes que sus compañeros; suelen pertenecer a alguna minoría, ser recién llegados, tener pocos amigos, ser poco asertivos; tienden a complacer siempre a los otros para "evitarse problemas".

Los acosadores suelen ejercer algún tipo de liderazgo; es común que hayan crecido en familias violentas, por lo general se muestran impulsivos, con déficit en...

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