Evita en los billetes, cueste lo que cueste

Qué gran momento viví al participar de la reunión en la que se decidió que Evita fuera la cara de los nuevos billetes de 100 pesos. Aprendí mucho de política y de miserias humanas, pero básicamente pasé un rato agradable, distendido, en el que las cuestiones de Estado alternaban con la picaresca y el humor de arrabal en amable convivencia. Por ejemplo, alguien dijo que había que hacerlos verdes y con la cara de George Washington, para conseguir que baje el maldito paralelo.La reunión fue convocada por Cristina, pero ella, discreta como es, prefirió no estar. Obviamente, había dejado precisas instrucciones. Los asistentes me permitieron publicar los detalles del debate, con la condición de que no revelara sus nombres. Es lógico: sus opiniones (y bromas) fueron altamente comprometedoras.Como era de esperar, la primera propuesta fue Néstor Kirchner. Todos estuvimos de acuerdo, con lo cual el encuentro amenazó con terminar cuando apenas estaba empezando. Pero un viejo dirigente deslizó que acaso no era lo más razonable asociar con los pesos a un hombre que siempre había preferido ahorrar en dólares. No nos resultaba fácil rebatir el argumento. Pero como seguíamos siendo mayoría, decidimos, como último recurso, llamarlo a Máximo a Santa Cruz, donde todavía está convaleciente. No de la rodilla, sino del bolsillo: no logra digerir que su madre se haya pesificado. "Máximo -le dijimos-, ¿qué te parece que tu padre sea la cara de los nuevos billetes de 100?" "¿De 100 qué?", preguntó el muy pícaro. "De 100 pesos", respondimos. Su respuesta fue concluyente: "No sean desalmados. No pueden hacerle esto a papá".Desechado Néstor, se barajó la posibilidad de que fuera Cristina, pero alguien que la conoce muy bien dijo que a ella los de 100 le resultan poca cosa: que posiblemente se estuviera reservando para los de 200.Empezó entonces una danza interminable de nombres. Perón, aceptado por varios, fue criticado por un ex monto y por un joven de La Cámpora: dijeron que en sus últimos años se había convertido en un gorila reaccionario (ahí me pareció ver la mano de Cristina). También se habló del Che, pero uno se opuso con el argumento de que el billete se iba a convertir en un souvenir. Y de Hebe de Bonafini. No cuajó: prefieren guardarla hasta que Pablo Schoklender termine de contar todo lo que sabe.Alguien, suponemos que en broma, propuso a Boudou: una cara joven, risueña y muy identificada, precisamente, con la producción de papel moneda. Una cara de raíces liberales (un...

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