Eutanasia. Así ayudé a morir a mi papá, quien llevaba ocho años sufriendo en una cama
La resolución 971 de 2021 amplió el rango de personas que pueden optar por la eutanasia en Colombia
" Lo inyecté, y solo yo pude ver cómo sus ojos se cerraban lentamente y su sonrisa, la que ya casi nunca tenía, se desaparecía". Así recuerda Rodrigo el momento de la muerte de su papá Pablo , un fallecimiento que llegó de la mano de él mismo, con la intención de dejarlo descansar, y que a día de hoy, de vez en cuando, le mortifica la mente y el corazón.
Don Pablo tenía 89 años , pero sus últimos 8 años de vida no habían sido los mejores en cuanto a salud mental y física. Debido a sus décadas como fumador empedernido y tomador casual, el sistema digestivo y respiratorio de Pablo llegó a la vejez en muy mal estado. Aunque había dejado el cigarrillo y el alcohol desde los 60 por petición de sus hijos, ya el daño estaba hecho .
"Nunca tuvo cáncer, afortunadamente, pero sí tenía muchas complicaciones respiratorias y problemas en el estómago, por lo que estuvo por más de 40 años tomando muchos medicamentos diferentes al mismo tiempo casi todos los días", relata Rodrigo, y agrega que tantos medicamentos también le causaron daños digestivos y "hasta mentales" .
El derecho a morir dignamente en Colombia, según expertos, carece de un ecosistema de información que les permita a las entidades prestadoras de salud atender oportunamente estas solicitudes
Don Pablo era el pilar de su familia, una muy grande. Las fiestas en diciembre y en enero eran tradición familiar casi que obligatoria y todos los tíos, primos y sobrinos llegaban desde diferentes ciudades para visitar a Pablo y vivir las fiestas. Sin embargo, esas fiestas dejaron de ser igual de grandilocuentes y pasaron a ser más tranquilas y reservadas porque Pablo enfermó y cayó en cama .
"La debacle de mi papá comenzó en mayo del 2004, cuando sufrió un Accidente Cerebrovascular (ACV) y casi muere . Estuvo hospitalizado un par de meses y aunque las secuelas no fueron tan graves como pudieron haber sido, mi papá no pudo volver a caminar bien, necesitó de bastón y requería de ayuda para levantarse de las sillas y de su cama", explica Rodrigo.
Luego de ese ACV, Pablo decayó mucho anímicamente y al mismo tiempo se hicieron frecuentes sus quebrantos de salud.
"En uno de sus ataques de terquedad, porque no quería sentirse inútil, cómo decía él, se intentó parar de una mecedora y se cayó. Lo llevamos a urgencias . Se había roto la cadera y el brazo derecho, su brazo hábil. Y cómo ya era un señor de 81 años...
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