Estrella y Lavandera: reunión cumbre a dos pianos, en busca del sonido perfecto

"Este encuentro ocurre gracias al llamado de un productor, pero yo al maestro lo conozco y lo admiro de toda la vida. Di un concierto para la fundación Música Esperanza, que él preside, cuando tenía 14 años. Desde entonces está pendiente esta reunión. Imaginate: ahora ya tengo 32 años", dice Horacio Lavandera, a propósito del recital de piano que dará hoy y mañana junto a Miguel Ángel Estrella.

Horacio vive un poco en Buenos Aires y otro tanto en España, base de operaciones de su actividad como pianista clásico, aunque actualmente es en Alemania donde más desarrolla su trabajo. En poco tiempo emprenderá una gira que comenzará en Londres y culminará en Nueva York. Recién en noviembre regresará a nuestro país.

Horacio, con más de la mitad de su vida dedicada al piano en los escenarios más importantes del mundo, está en un momento de comienzos. El de la orquesta con la que interpretó los cinco conciertos de Beethoven en el CCK; el de esta sociedad artística que emprendió con Estrella, un hombre que lo dobla en edad y que hoy es pura reflexión. Es una reunión cumbre como no ocurren muchas, en la que se abrazan dos generaciones.

Habrá que ver si luego de estos dos recitales, en los que interpretarán música clásica y popular sentados a un piano de concierto, en la sala del Torquato Tasso, vuelven a tener la oportunidad de repetir la experiencia. Ojalá. Los dos andan de acá para allá. Miguel Ángel Estrella vive un poco en Buenos Aires y otro tanto en París. Porque en Francia están sus hijos y sus nietos. Allí los llevó el destino a los Estrella cuando su padre recuperó la libertad después de tres años de secuestro, tortura y cárcel en Montevideo, durante las dictaduras militares de la Argentina y el Uruguay. El artista tucumano sigue en movimiento.

"Voy y vengo cada tres meses, más o menos. Por cuestiones de trabajo y otras familiares. Voy a ser bisabuelo. Es linda la vida entre dos mundos, allá puedo hacer cosas que acá no y viceversa. Además, a Francia le debo mi vida. Si no hubiera habido desde allí una intervención de enorme fuerza, yo no sería de este mundo. Me secuestró el Plan Cóndor. La idea era matarme. El otro día estuve en la ex ESMA con sobrevivientes. Me contaron que un día ahí circuló una foto mía. Pero nadie me conocía. Y una tucumana me reconoció y dijo que yo era un pianista célebre de Tucumán. Se suponía que de Montevideo me iban a traer a Buenos Aires. Me secuestraron en el 77 y me liberaron en el 80. Sólo reconocí voces. La...

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