Un estadio único por sus virtudes

Por Daniel Arcucci LA NACIONLA PLATA.? Nació condenado a convivir con el mote de elefante blanco, ese que suele endilgárseles a tantas obras desproporcionadas en tiempo, forma y costo que se han hecho en nuestras tierras, y también con el controvertido nombre de Único, ese que se ha ganado en buena ley por sus singulares características aunque los diferentes sueños de casa propia de Estudiantes y Gimnasia prefieran el más formal Ciudad de La Plata.Hay algo en su cuerpo del Orange Bowl de Miami o el Rose Bowl de Pasadena, allí donde jugaron selecciones de Basile, amistoso y Mundial a mediados de los 90, pero el techo que se posa sobre su cabeza trae reminiscencias arábigas, como el King Fahd de Riyad, donde Caniggia y Batistuta se asociaron en busca de la Copa de las Confederaciones.El naranja de las plateas podría traernos la memoria reciente del Soccer City de Johannesburgo, en el que Maradona y Messi todavía soñaban, pero eso sería demasiado inocente: hay más Scioli que Mandela por aquí, tal como se vio en la inauguración política de hace una semana. Está claro que el adjetivo multiuso le cabe perfectamente a este estadio, y en todos los sentidos posibles de la palabra.La resonancia le servirá a U2 (el grupo irlandés tocará aquí a fines de marzo y principios de abril), pero sería fantástico disfrutarla en un Estudiantes vs. Gimnasia, por ejemplo, sin esos vergonzantes pulmones, únicos ?ellos sí? de nuestro fútbol, donde suena el desafinado folklore de la intolerancia.Una vez dentro del estadio, es posible comprobar lo que los carteles iban anticipando, desde la vera de la autopista, camino de Buenos Aires a La Plata, en letras blancas o negras sobre el omnipresente naranja."A 47 kilómetros del...

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