El establishment no cree en lágrimas

Ya que los tenía adelante, y que ha descubierto tener con las multinacionales acaso mayores coincidencias que con el establishment local, el Presidente aprovechó para hacer catarsis. Mauricio Macri ha vuelto a mostrarse tal cual es: relativamente recompuesto del golpe electoral de las primarias, pero decepcionado con lo que en su momento bautizó "círculo rojo". Así lo percibieron el viernes de la semana pasada directivos de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Argentina (AmCham) que lo visitaron en la quinta de Olivos.La charla no fue mala. Hablaron de las elecciones: resultados, causas y efectos. Macri está sorprendido por la maquinaria electoral que, dijo, volvió a mostrar el peronismo en el conurbano. No sabe de dónde salieron fondos para financiarla, aunque lo sospecha, y es probable que parte de su estrategia para buscar el milagro en el ballottage consista en imitar algunos de esos modos. Pero esa intención, que prenuncia el regreso de los punteros oficialistas, es solo motivo de conversación con su equipo de campaña. Ante los empresarios se limitó a plantear su objetivo, la segunda vuelta electoral, que cree posible -"Después del ballottage es otra historia", se entusiasmó varias veces- y a repetir la opinión que tiene de parte del sector privado argentino: lamenta que muchos hayan decidido congraciarse rápidamente con Alberto Fernández y buscado lo que él define como interés individual por sobre el del país, advirtiendo solo los errores y no tanto el rumbo de la gestión.Pero el establishment tiene problemas anteriores a cualquier anhelo republicano. Hay empresas de consumo masivo cuyas ventas se han desbarrancado después de la corrida de las primarias entre 16 y 22%, y para las que la vida seguirá con o sin Macri. Es lo que llevó a los mismos ejecutivos de AmCham, entidad que no ha podido todavía reunirse con el candidato del Frente de Todos, a intentar escudriñar anteayer el futuro frente a Sergio Massa. Hay demasiadas incógnitas. Quieren saber, por lo pronto, qué Alberto Fernández podría llegar a la Casa Rosada. Massa quiso tranquilizarlos. Les dijo que él estaba en ese espacio solo por la presencia del exjefe de Gabinete y que le auguraba a ese liderazgo un carácter netamente presidencialista. Definió la situación como "la última oportunidad" para transformar la Argentina e insistió en la idea de hacerlo mediante un gran acuerdo social, una propuesta que, dijo, Macri desoyó allá por enero de 2016, cuando fueron juntos al...

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