Un esquema flexible y de puertas abiertas

La imagen de alumnos corriendo para poder llegar a conseguir una vianda fría todavía le duele. La partida que les llegaba desde el gobierno porteño sólo alcanzaba para unos pocos de los 550 chicos que asisten a la Escuela Media N° 2, en Villa Real. Hoy consiguieron que el número ascienda a 300.

"Esto lo vemos desde fines del año pasado. Algunos se llevan parte de las viandas para sus familias. No te piden el plato de comida porque les da vergüenza. Pero los preceptores y tutores van haciendo un trabajo de hormiga para darnos cuenta y ahí se les gestiona con el colegio con el que hacemos contraturno que sí tienen vianda caliente para que se lleven. Y muchos van a un comedor comunitario que queda acá a una cuadra", dice Silvana Corso, directora de esta escuela secundaria.

Necesidad permanente

Esta realidad no los sorprende. Desde la escuela están acostumbrados a lidiar con la necesidad permanente, ya que casi el 95% de los alumnos son de Fuerte Apache y otras villas de la zona. Durante 2016, a las demandas de siempre se sumaron más padres sin trabajo, más chicos que faltan a clase, varios alumnos con sus casas incendiadas y más chicos que se hacen cargo de sus hermanos menores.

"Estamos teniendo que sostener la situación aunque eso no nos quita de nuestro foco educativo. Muchos de los padres de los chicos se están quedando sin trabajo y eso lo vemos porque nos están pidiendo la carga de SUBE que antes nos venía por Nación por el Plan Mejora", dice Corso.

Cuando los chicos empiezan a faltar se manda una trabajadora social a las casas. Y cuando no tienen ningún tipo de respuesta hacen una...

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