La espiritualidad juvenil y un encuentro esperanzador

Afortunadamente, son muchos los jóvenes que, a pesar de las adversidades, estudian, trabajan y encaran el futuro con entusiasmo y sin bajar los brazos, apostando a encontrar algo más profundo que los ayude a superar el materialismo de una sociedad de consumo en la que muchos de sus pares no encuentran horizontes de satisfacción.

Desde 1989, en consonancia con la festividad religiosa y por iniciativa del entonces obispo Jorge Casaretto, el Equipo de Pastoral Juvenil de San Isidro organiza la llamada Pascua Joven, un campamento espiritual que en años recientes se realizó en el Colegio Marín, en la zona norte, y que ya se replica en otros establecimientos. De año en año la concurrencia ha ido aumentando pues sumó gente tanto de localidades cercanas como del interior que se acerca y pone mucha más alma que cuerpo en esta movilizadora experiencia.

Alumnos de entre 15 y 17 años que cursan los dos últimos años del secundario son los protagonistas, por lo que la convocatoria circula activamente a través de las redes sociales extendiendo y contagiando el entusiasmo por participar. Desde ocho meses antes, un equipo de cuarenta jóvenes de menos de 23 años, con la asistencia de dos sacerdotes y dos religiosas, se encarga de la organización.

Bolsas de dormir y colchones inflables inundan las aulas para alojar a chicos que hasta entonces no se conocían. Agrupados por edades, dialogan y comparten sus vivencias, con un nivel de profundidad y un grado de confianza y afecto que a ellos mismos los sorprende y que no siempre alcanzan en sus círculos sociales habituales. Durante tres días y como parte de las actividades propuestas, se incluyen espacios para silenciosas meditaciones individuales, representaciones teatrales que transmiten un mensaje y cantos y rezos al son de guitarras. También limpian los baños o cocinan y se ejercitan en el servicio a los demás sin retaceos y con alegría.

Esta sociedad que promueve el ruido, el aturdimiento y el escape genera en muchos corazones juveniles una sensación de hastío, vacío y desazón difícil de contrarrestar e íntimamente ligada al consumo de drogas o alcohol como falsos pasaportes a la felicidad.

Los asistentes a la Pascua Joven están convencidos de que se puede adoptar una forma de vida orientada al prójimo y no a buscar a cualquier precio el éxito, como muchos modelos buscan imponerles. Los testimonios refieren que se respira paz y amor y que los sentimientos de soledad y tristeza que tantas veces se asocian a...

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