Escuelas sin clases

La diferencia fundamental entre el comienzo de clases en fecha, registrado el año pasado, y la amenaza de no empezarlas este año reside en que en 2016 no hubo elecciones.

Se trata de una decisión política oportunista que puede ser verificada de manera muy sencilla: atendiendo a las contradicciones de algunos gremialistas como Roberto Baradel (Suteba). Mientras ese dirigente sostuvo anteayer a LA NACION que quedaba ratificado el paro por 48 horas del lunes y martes próximos porque "indexar el aumento (salarial de los docentes) según la inflación no es una propuesta seria", el sábado pasado, durante otra entrevista con este diario, reclamaba al gobierno bonaerense no haber ajustado esos haberes de 2016 conforme la inflación.

En cambio, Baradel -para quien esta nueva huelga es funcional a sus ambiciones de conducir la CTA- no se contradijo cuando afirmó que su sector también le hizo paros al kirchnerismo. En efecto, en los últimos diez años hubo 110 días de huelga docente: casi cuatro meses completos sin clases. Fue una década caracterizada por el lamentable desempeño de nuestros alumnos en pruebas internacionales, con planteles docentes que rechazan mayoritariamente que se los evalúe, con currículas perimidas, con muchas escuelas que han interpretado que "contener" al alumno es nada más que garantizarle un lugar físico y, en muchos casos, sólo de alimentación, relegando de manera manifiesta la excelencia de la educación, la competitividad y el desarrollo del juicio crítico en los estudiantes. Más de una década en la que la mitad de los alumnos no terminó el secundario, hubo un éxodo creciente de la escuela pública a la privada y en la que el principio de autoridad de los docentes fue horadado hasta hacerlo desaparecer. Tanto se ha dejado dañar la imagen de maestros y profesores que fue necesaria una ley en la provincia de Buenos Aires para que se pueda penar con multas y hasta con arresto a las personas que los agredan verbal o físicamente.

Hay una marcada politización y un reclamo a todas luces sesgado en esta nueva extorsión sindical de aplazar el comienzo de clases. Nadie podría decir, sin avergonzarse, que le resulta adecuado que los docentes ganen un salario de 11.000 pesos. La propia gobernadora María Eugenia Vidal reconoció públicamente que los maestros merecen cobrar más, pero al mismo tiempo recordó que no...

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