'Es como viajar en el tiempo': En esta isla los autos están prohibidos: ¿qué usa la gente para moverse?

En la isla de Hidra, Grecia, prohibieron los autos y todos se mueven a caballo o en burro

A 11 mil kilómetros de Buenos Aires y dos horas en ferry desde el puerto del Pireo en Atenas, Grecia, existe una isla de una superficie menor a los 50 kilómetros cuadrados y una población menor a los 2000 habitantes de acuerdo con el último censo. Se llama Hidra y una de sus particularidades es que las cosas parecen haberse quedado paradas en el tiempo. Sus ciudadanos, los hidriotas, no se transportan en autos, sino a pie, en burros, mulas o carruajes tirados por caballos.

Esto no es casual ni reciente. La prohibición de vehículos motorizados se implementó en la década del 1960 como una política de estado parte de un esfuerzo conjunto de las autoridades locales y de la comunidad de la isla para preservar el encanto tradicional de la isla, sus paisajes naturales y su aire limpio. También con el fin de mantener la tranquilidad de la atmósfera y de promover un tipo de turismo de baja escala y sostenible.

Salvo los camiones de basura, los bomberos y las ambulancias, ningún vehículo está permitido en la isla. Eso sí, en el agua el servicio de ferry funciona y también hay taxis acuáticos. Dado que la ciudad está construida sobre colinas empinadas, los burros y las mulas son el medio de transporte por excelencia para subir los escalones y estrechos callejones. Así, el ruido de las bocinas -a menudo identificado en las urbes como contaminación sonora - se reemplaza por el ruido de las patas de los cuadrúpedos chocando sobre las calles adoquinadas.

El hecho de que la política haya sido avalada y fomentada desde un comienzo por la comunidad local explica el porqué de que se haya sostenido a lo largo de los años.

A simple vista Hidra no se diferencia demasiado del resto de las islas vecinas. Se mantiene la premisa de edificios bajos con fachadas de un blanco pístino combinado con tejados bermellón de arcilla.

Adoptar la vida sin motores de la isla

A simple vista Hidra no se diferencia demasiado del resto de las islas vecinas. Se mantiene la premisa de edificios bajos con fachadas de un blanco prístino combinado con tejados bermellón de arcilla y un olor a jazmines en las calles que hace que todo se vea a través de un prisma perfumado. La naturaleza, por su parte, aporta un buen número de playas y de acantilados.

El turismo, naturalmente, es el motor económico de la isla; y no extraña encontrarse con que muchos de los hidriotas que la habitan no nacieron, sino que...

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