Es urgente que el radicalismo vuelva a sus fuentes

Leandro Alem

En los momentos por los que atraviesa nuestro país es pertinente recordar las extraordinarias contribuciones del gran liberal Leandro N. Alem, el fundador del radicalismo, a los efectos de retomar la mejor tradición argentina, la que permitió una notable prosperidad y solidez moral y material que deslumbró al mundo.

Alem, un notable jurisconsulto jeffersoniano, firmó un documento denominado Declaración de Principios como presidente de la Unión Cívica, el 23 de noviembre de 1891, junto a Joaquín Castellanos, Carlos A. Estrada, Daniel D. Tedín y Abel Pardo, conocido como Manifiesto Radical. El nombre de Unión Cívica Radical se lo utilizó oficialmente a poco andar aunque ya se utilizaba con anterioridad tal como queda consignado, por ejemplo, en una carta de Alem a Bernardo de Irigoyen publicada con el título de "Mensaje y Destino".

Las ideas y los principios de Leandro Alem se reprodujeron en muy diversos medios, pero para los fines de esta nota periodística transcribo y comento algunos pocos conceptos vertidos por este referente político, que resumimos en tres capítulos.

En primer lugar, un pasaje clave del antedicho documento respecto de los bancos estatales y el emisionismo: "Es una conciencia argentina que el mal se ha producido por el exceso de oficialismo y de que los bancos oficiales han sido el agente activo de la ruina y la fortuna pública […] El banco oficial constituye un peligro permanente porque siempre será un medio político sujeto de las pasiones partidarias. Trabajar entonces contra este género de establecimientos es hacer obra de cordura y patriotismo […] Otro tópico digno de fijar la atención pública es el de poner límite a las emisiones fiduciarias y asegurar al país contra las leyes de curso forzoso".

Segundo, un alegato formidable en defensa del comercio internacional libre expresado el 24 de agosto de 1884 en el periódico El Argentino, que dirigía Alem: "¿Es justo, es legal, es equitativo, despojar a la colectividad para que vivan, prosperen y se enriquezcan media docena de industriales? Y es aquí donde viene como anillo al dedo el corolario que hablamos, o para que se nos entienda mejor, donde cuadra perfectamente el estudio de las consecuencias lógicas a que puede dar lugar la prosecución del sistema proteccionista. No habrá una sola persona medianamente sensata que nos niegue uno de los efectos de la fijación de los derechos de aduana y la elevación gradual que las tarifas aduaneras ha producido […] la...

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