'Es el sueño de mi familia'. El nieto de Jacques Cousteau quiere construir una base submarina en la profundidad del Mar Caribe

Proteus, la estación submarina que Fabien Cousteau, nieto de Jacques Cousteau, construye en el mar Caribe, cerca de Curazao

Para la familia Cousteau, vivir debajo del mar fue siempre una aspiración vital, una obsesión transmitida de generación en generación. El primero de ellos, el que comenzó todo, fue Jacques-Yves Cousteau. Era solo un oficial de la marina francesa enamorado del océano cuando, en 1943, desarrolló un invento muy particular: un válvula reguladora que permitía respirar debajo del agua con tanques de aire. Desde ese momento se propuso un objetivo para muchos imposible: habitar las profundidades del mar.

Jacques Yves Cousteau, además de expedicionista océanico, fue inventor del "aqualung" o pulmón de agua: el primer aparato que permitió al ser humano respirar bajo el agua por mucho tiempo; hoy se conoce a este invento como "scuba"

Varias personas -incluidos los Cousteau- han intentado fabricar centros de investigación, laboratorios o casas submarinas. Gobiernos como el de Estados Unidos y la ex-Unión Soviética impulsaron varios proyectos para lograrlo a la par de la "carrera espacial", entre los años 60 y 80. Sin embargo, casi todas han terminado abandonadas.

El mismo Jacques-Yves murió antes de poder convertirse en un habitante marino. Sin embargo, Fabién Cousteau (55), el mayor de sus nietos, parece estar más cerca que nunca de lograrlo. Desde pequeño se dedicó a seguir los pasos de su abuelo y a cumplir sus sueños. Y según anunció hace unos meses, su último proyecto puede ser el peldaño más importante para cumplirlo.

En 2014, Fabién Cousteau rompió el récord de permanencia debajo del agua de su abuelo junto con una tripulación de seis personas

"31 días debajo del mar"

Fabién Cousteau nació y creció en el mar. "A los tres años hice mi primera inmersión en el mar Mediterráneo y a los siete participé de una expedición con mi abuelo en el Calipso, su buque", recordó en una entrevista para CNN en 2020. Dedicó sus primeros años como investigador a los tiburones, una especie que lo deslumbraba. Pero luego comenzó a gestar una de sus más grandes hazañas, una que hizo en honor a Jacques-Yves Cousteau: la Misión 31.

Uno de los documentales más reveladores de su abuelo fue "El mundo sin sol", de 1964. Las primeras escenas de la película muestran al Calipso navegando hasta el lecho marino y deteniéndose justo debajo de una cápsula -también amarilla- diseñada por el expedicionista francés, del tamaño de un colectivo, sumergida 10 metros...

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