Es la inflación lo que no admiten Axel y Cristina

Cuando en 1989 se desató la hiperinflación, Axel Kicillof estaba a punto de cumplir 18 años, de modo que tiene experiencia directa, además de su conocimiento académico, para entender el fenómeno, que volvería a asolar la economía argentina al año siguiente.

Ahora el Gobierno hace alarde de que la economía no está estancada, que hay niveles altos de consumo y muestra algunas mejoras en las más que dudosas estadísticas oficiales.

¿Recordará Axel Kicillof la velocidad a la que en aquellos años se agotaban algunos bienes apenas aparecían en las góndolas? El aceite Patito, por mencionar sólo uno. ¿Era eso sinónimo de salud económica, de reactivación, de empresas productoras pujantes? No. Simplemente, la gente se deshacía de la moneda local, entonces australes, a la mayor velocidad posible.

Por eso los especialistas llevaban tiempo alertando acerca del incremento de la "velocidad de circulación del dinero".

Ahora no hay híper, no hay duda, pero la inflación es muy alta y la certeza de que los pesos compran cada vez menos cosas impulsa a los tenedores a sacárselos de encima. Adelantar consumos, ahorrar en otras cosas o comprar dólares.

Mientras tanto, los productores de bienes se quejan de que a pesar del incremento de algún volumen vendido no les mejoran las ganancias, que para quienes aún las tienen, están por el suelo. Es por la alta inflación.

Por supuesto que la menor demanda externa por la crisis brasileña hace también su trabajo. Como otras monedas se deprecian frente al dólar y el peso no sigue ese camino, cada vez es más difícil vender al extranjero. Pero el problema se ve agravado por los aumentos de costos locales. En primer lugar, por una presión impositiva que ya roza lo absurdo.

Ya hasta el oficialista y candidato Julián Domínguez habló de quitar retenciones al campo, aunque lo disimuló detrás de argumentos ecológicos. El problema es que el Gobierno tiene un déficit fiscal enorme. Difícil, entonces, bajar impuestos. Cristina Kirchner y Kicillof están en la trampa que ellos mismos crearon.

Compras anticipadas

Ya todo el mundo se dio cuenta de que estos precios no pueden durar. En las administradoras de tarjetas de crédito hay asombro por las compras anticipadas para las próximas vacaciones. Los argentinos "tarjetean", si pueden pagan en cuotas, pagan hoteles y, de ser posible, hasta las comidas y los alquileres de automóviles al tipo de cambio de hoy, sabiendo que lo más probable es que no dure mucho. Que no es razonable que muchas...

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