Los errores ajenos dan un respiro a Macri en lo peor de la recesión

La frontera entre el éxito y un fracaso rotundo es un hilo casi invisible para . " por ahí se nos caía la sesión y ahora estábamos hablando de otro pico de la ", relata un funcionario del Gobierno que vivió pegado al teléfono las 18 horas que duró la sesión del presupuesto en la Cámara de Diputados.La riña entre el macrista y el kirchnerista , precedida por una provocación de Leopoldo Moreau, fue el momento en que el oficialismo estuvo más cerca de saltarse el libreto pactado: resistir el tiempo que fuera necesario, hablar poco y hacer nada que pusiera en peligro el trabajoso acuerdo sellado con los gobernadores peronistas.Moreau había toreado a uno de sus excorreligionarios radicales al inicio de la sesión: "No festejen el quórum. A ver cómo terminan esta sesión".El plan kirchnerista de causar un error fatal del macrismo -dentro o fuera del Palacio- que hiciera caer el debate se topó con la debilidad que tanto le cuesta asumir a los seguidores de la expresidenta. La oposición peronista navega en un mar de intereses contrapuestos que desalienta aventuras arriesgadas contra el poder de turno.Por primera vez en mucho tiempo Macri pudo disfrutar esta semana el placer de no interrumpir al rival cuando se está equivocando. Las noticias objetivas que esperaba -la aprobación del presupuesto y la ratificación del acuerdo con el (FMI)- quedaron potenciadas por el excesivo costo que pagaron quienes enfrentan al Gobierno.El prólogo fue la incomodidad de la jerarquía eclesiástica por la "misa opositora" que encabezó el obispo de Luján, Agustín Radrizzani, en la explanada de la basílica.Lo que pudo ser un crítico llamado de atención de la Iglesia por el aumento de la pobreza terminó en un sainete de aclaraciones que volaban de Roma a Buenos Aires para explicar por qué los delegados del papa Bergoglio decidieron retratarse con Hugo y Pablo Moyano en su mala hora judicial.El largo miércoles en el el oficialismo se había propuesto pasar en puntas de pie la discusión del ajuste más drástico de las cuentas públicas desde la gran crisis del 2001-2002. Se les pidió a los diputados rasos que se excusaran de dar discursos.Durante semanas el ministro del Interior, , y el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó, remaron en un sinfín de reuniones con gobernadores y diputados peronistas, con idas y vueltas al Ministerio de Hacienda que encabeza , para blindar los apoyos que le faltaban al macrismo.Estaba todo atado, pero una represión desbocada -como la que...

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