De Eros a Narciso, el enigma del deseo

Cupido, el arbitrario y temido hijo de la diosa de la belleza y del dios de la guerra, había recibido un encargo de Venus, su madre. Debía castigar a la ninfa Psique, culpable de poseer un encanto que amenazaba con eclipsar a la mismísima Venus. Por eso la diosa le ordenó que reservara una de sus flechas para la ninfa y la obligara a enamorarse del más repulsivo de los hombres. También se sabía en la antigüedad clásica: "Ojalá te enamores" puede ser la peor maldición.Cupido, eterno y despreocupado adolescente, marchó a cumplir el mandato de su madre. Acechó, vigiló, preparó la emboscada. Pero algo ocurrió cuando divisó a su presa. Porque dejó a un lado el arco, tomó la flecha y, con la misma violencia que destinaba a los otros, la clavó en su propia carne. En el mismo gesto en que decidió desoír el mandato de la madre, se sometió, a voluntad y conciencia, al tiránico mandato del deseo. Y al amparo de este mito, gestado en los confines del tiempo y reformulado mil veces y de mil modos distintos, seguimos construyendo buena parte de nuestras vidas.Hay libros que se leen con inquietud y delicia. Es el caso de El sacrificio de Narciso, bella publicación de Ediciones Hecho Atómico en que Florencia Abadi indaga, a través y más allá de los mitos, en esa zona de conflicto, el enigma del deseo.Abadi es doctora en Filosofía, ha hecho del estudio de los mitos parte de sus trabajos de investigación, y en el El sacrificio de Narciso nos permite acceder a algunas de sus reflexiones. "Los mitos son en esencia cultura popular que la 'alta cultura' eleva a material privilegiado por su interés ya probado, pero también, más cobardemente, por su prestigio ya probado", comenta. Y es verdad que están las películas, las historietas, las lecturas escolares o no tanto, el psicoanálisis y sus tópicos más conocidos. Está todo eso, y está la posibilidad de descubrir, una vez más, el poso deslumbrante del que hablaban aquellos relatos. Una humanidad violenta, deseante, luminosa, oscura, curiosa, cruel, enceguecida, voraz, pacífica, enredada de odio, abierta a la compasión. Todo, en una sola...

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