El equipo mágico que revolucionó el fútbol mundial, pero se mancó en el final

La selección de Hungría en 1954

En sus ratos libres, el cerrajero Ferenk Puskas recorría los terrenos baldíos de una Budapest de entreguerras en busca de talentos ocultos. Entre estos diamantes en bruto que corrían detrás de una pelota estaba su hijo, llamado igual que él, que 20 años después maravillaría al mundo junto con otros chicos salidos de esos mismos "picados" y agrupados en la Selección de Hungría , para muchos, el mejor equipo de fútbol de la historia.

Los "magiares mágicos" o Aranycsapat ("equipo de oro") deslumbraron a principios de la década del 50, ganaron los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952 y estuvieron 32 partidos invictos (desde mayo de 1950 hasta el 7 de julio de 1954). No solo eso. Fue el primer equipo no británico en derrotar a Inglaterra en Wembley (6 a 3 con baile), el 25 de noviembre de 1953. No conformes con esa humillación, pocos meses después volvieron a golearl 7 a 1, en Budapest, en la que fue la peor derrota de la historia de un seleccionado inglés.

Bobby Robson, uno de los máximos referentes del fútbol inglés, sufrió a los húngaros aquella tarde de 1953, en Wembley. Y luego dijo: "Vimos un sistema de juego, un estilo de juego, que no había sido visto antes. Ninguno de esos jugadores significaba algo para nosotros, no conocíamos nada acerca de Puskas, ¿cómo podía ese jovencito que estaba haciendo el servicio militar venir a ganarnos a Wembley?".

Puskas, Zoltán Czibor, Sándor Kocsis, Nándor Hidegkuti, Ferenc Szusza, József Bozsik y Gyula Grosics, entre otros, dirigidos por el gran estratego Gusztáv Sebes, implementaron un nuevo esquema de juego superador de la clásica WM (3-2-2-3): el juego 4-2-4, que 30 años después inspiraría al fútbol total de la selección holandesa. Pero, para su desgracia, perdieron su invicto justo el día que no lo podían perder: en la final del Mundial de Suiza 1954.

Sebes, hijo de un zapatero remendón, era partidario de la idea de que todos los hombres tuvieran un peso equivalente en el juego y fueran capaces de actuar en todas las posiciones. Eso encajaba perfectamente con sus famosos ideales socialistas, algo que le valió a su estilo el mote de "fútbol socialista". Se juega como se vive, se dice en el fútbol, y en este caso otra vez se cumplió la regla (hacía ya tiempo que Hungría estaba en la órbita de la Unión Soviética, ya que había sido ocupada por tropas rusas al terminar la Segunda Guerra Mundial).

El gobierno comunista de Hungría autorizó a Sebes, que tenía el cargo de...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR