Episodios que marcaron el viaje hacia el festejo

Le sobraron momentos como para creer que lo de anoche era una utopía, aunque el equipo se hizo gigante en la adversidad y la imagen final ya es parte de las jornadas históricas del club. La angustia lo persiguió durante la primera parte del recorrido de la Copa Libertadores, pero cuando se liberó enseñó que en el mata-mata River es insuperable. Ahora se disfruta, goza y baila con el trofeo en las manos, algo que costaba vislumbrar hace unos meses. En tres partidos se sintetiza la leyenda del campeón de América, un puñado de juegos reflejaron que el grupo jamás se rindió y que no dudó en tomar la oportunidad cuando la tuvo adelante.

Penó, estuvo al borde de la eliminación y sólo en un puesto clasificatorio en los últimos 23 minutos de la última fecha del Grupo 6, en la victoria 3-0 sobre San José, éxito que se conjugó con el triunfo 5-4 de Tigres frente a Juan Aurich, en Perú. Pero el primer milagro se produjo una semana antes, cuando en tres minutos, entre los 41 y 44 del segundo tiempo, remontó un 0-2 ante los mexicanos, en Monterrey, con goles de Teo Gutiérrez y Mora. Fue la noche en la que Gallardo hizo un comentario futurista: "Me voy con la sensación de una buena señal". Vaya que sí.

Entonces fue el turno de Boca en los octavos de final. El mejor de los 16 equipos clasificados y River, el peor en las estadísticas, aunque lleno de optimismo porque una nueva aventura se le presentaba. Una serie que los millonarios, como en la Copa Sudamericana 2014, dominaron desde los aspectos tácticos y psicológicos. Un penal convertido por el uruguayo Sánchez fue la diferencia en el resultado del primer episodio de la saga, aunque esa mínima ventaja era mucho más grande si se medía el estado de ánimo de un equipo y otro. River le trasladó el nerviosismo y aquellas ataduras que le impedían progresar unos meses antes al equipo que conducía un desbordado Arruabarrena. El desenlace escandaloso de la Bombonera, con el ataque con gas pimienta de un hincha a los jugadores que desandaban el trayecto del vestuario a la cancha para disputar el segundo tiempo, desnudó el descontrol y alimentó el sueño, porque River volvía a eliminar al rival de siempre e inflaba el pecho.

Pero nada fue sencillo para River en su hoja de ruta, empezando por la logística que debió trazar por aquellos traslados a Oruro, Chiclayo y Monterrey. Porque aunque la ilusión desbordaba, el cruce con Cruzeiro, un cuco histórico en esta competencia, y la derrota 1-0 en el Monumental parecían...

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