Entusiasmo y aires de campo en las plateas del predio de Palermo

En realidad, el acto inaugural fue como una yerra. Es decir, que fue como en el campo, cuando en un día feriado todos trabajan, pero para divertirse. Es que los gauchos de antes laboreaban en su mismo franco: castrando, marcando, señalando, apartando o curando las vicheras. Eso sí, había alguien que tenía que pialar y, ayer, le tocó tirar el lazo al joven presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere.Lo hizo "con todo el rollo" y no le erró. Fue ante unas tribunas que aplaudieron como nunca, pero que jamás se enardecieron, aunque el "pialador" no escatimara la palabra "mentira". Entonces, el público, con aplausos; sin gritos ni chiflidos ni exacerbaciones, siguió el orden de la yerra: "Cada uno en su porfía tiene el don de trabajar".Es que si hubiera una "comparencia", este cronista jamás vio a unas tribunas tan enojadas como serenas, señal de madurez; señal de gente "mentada". Sin pancartas ni gargantas, las manos resultaron aprobaciones como nunca: signo de sapiencia y signo de un pueblo gaucho. ¡Al fin!La mañana había comenzado con las marchas de las bandas de la Policía Metropolitana y la de Corrientes, nada menos. Es que, hace tiempo que no dejan ir a los inigualables granaderos, pero los efectivos de seguridad mostraron un entusiasmo que casi hicieron olvidar a la mejor banda montada del mundo: la Fanfarria Alto Perú. Se fueron con San Lorenzo, emulando a los mejores y el público los acompañó, los quiso, los entendió y aplaudió. Tampoco el intérprete del himno fue el mejor, porque, como si estuviéramos en el Madison Square Garden, casi una voz se oyó, la de Luciano Pereyra. Esperemos que no le suceda al joven lo mismo que a su antecesora, Patricia Sosa, quien...