El enojo de los jueces

La frase fue deslizada sutilmente por un juez: "¿Usted vio a De la Rúa perseguir a algún juez? Nunca. Y, sin embargo, mire por las que pasó y pasa en los tribunales". Se refería a la estrategia del Gobierno de proteger a los jueces amigos y de perseguir a los que no controla. La reciente moderación de la Presidenta con la política y conno incluye a la Justicia. Tal vez porque http://www.lanacion.com.ar/cristina-kirchner-t988cree que ahí se agazapa la oposición con más eficacia que en los partidos políticos. Está incubando, de todos modos, un mal humor judicial que probablemente estallará el 11 de diciembre de 2015. O un poco antes.El futuro del cristinismo está inscripto más en los juzgados que en la política.Más que, entre los jueces sorprendió la simultánea persecución de Claudio Bonadio. El mensaje fue claro y se explayó en un mismo día. Amparo a los jueces que hacen favores al oficialismo; acoso y amenazas a los que hurgan entre corrupciones o arbitrariedades del oficialismo. Ambas decisiones fueron impulsadas por dos jóvenes de La Cámpora, Julián Álvarez y Eduardo "Wado" de Pedro, que habían llegado al Consejo de la Magistratura prometiendo una nueva era, que resultó una mala copia de la permanente era del kirchnerismo. No hay intermediarios entre esos jóvenes y la Presidenta. Es ella la que está sentada en el Consejo.Oyarbide juega fuerte, con decisión, sin mirar los riesgos. Una vez le contó a otro juez: "Pasé por el purgatorio y por el infierno (se refería al escándalo público en un prostíbulo). De ahora en más, haré lo que quiera hacer". Pasó de un virtual anonimato a una sobreexposición pública. Saltó de la cobertura jurídica de los zafarranchos judiciales del kirchnerismo a denunciarlo por presionarlo a él mismo. Si expuso de la peor manera a la oficina del poderoso secretario legal y técnico, Carlos Zannini, ¿por qué no haría lo mismo con el ministro de Planificación en la investigación de los fondos públicos malversados por los hermanos Schoklender? ¿Por qué no se entusiasmaría con causas que comprometen al oficialismo y que duermen desde hace mucho tiempo en su despacho? Con Oyarbide hay más temor que agradecimiento. Es más peligroso un aliado lleno de secretos que un adversario que fue siempre distante.El juicio a Oyarbide en el Consejo de la Magistratura podría durar dos años si se le impone el cansino ritmo que insinuó el kirchnerismo. Antes, el juez podría renunciar o jubilarse. Es un caso que no necesita de muchas pruebas en un juicio...

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