La energía y el futuro de la Argentina

El proyecto de litio Cauchari-Olaroz, ubicado en Jujuy: este mineral muestra un gran interés mundial

Muchas veces parece que los argentinos nos solazamos describiendo los errores del pasado y pincelando un presente repleto de complicaciones. Los dirigentes oscilan entre utilizar el pasado y el presente para proyectar un futuro lúgubre. También incurren en un idealismo simplista por el que un mero cambio de personas nos hará felices.

Entre aquel pesimismo sistemático y esta tendencia a la ilusión, muchas veces cuesta calibrar la dimensión de las oportunidades. Es lo que sucede con el panorama que se abre en el sector minero y energético. La Argentina ha iniciado una evolución productiva que puede tener un impacto muy beneficioso en sus problemas macroeconómicos casi crónicos. La producción de hidrocarburos presenta una dinámica virtuosa gracias a la cual se podría revertir un déficit que en 2022 fue de US$4470 millones a un superávit de alrededor de US$7000 millones. Es decir, un salto de más de US$11.000 millones, que liberaría al Banco Central de la tensión permanente sobre sus reservas. ¿Es un futuro inevitable? No. Hace falta rodear al negocio energético de previsibilidad. Pero es un futuro muy posible.

Y desde 2017, y especialmente desde fin de 2020, la producción de petróleo y gas no convencional de la formación Vaca Muerta muestra una recuperación con pocos precedentes.

Existen cambios sutiles que se están produciendo y que permiten avizorar un futuro mejor. El país tiene en su complejo agroindustrial un sector de escala mundial con competitividad internacional desde hace 150 años. No es solo un sector exportador, sino que abastece con eficiencia, profesionalismo y tecnología a un mercado interno mediano de 46 millones de consumidores.

Aparecen ahora otras dos actividades que irrumpen con fuerza creciente y perspectiva relevante. La minería de oro, plata, litio y hasta cobre, comienza a mostrar interés mundial por el potencial a escala global, especialmente de los dos últimos. Y desde 2017, y especialmente desde fin de 2020, la producción de petróleo y gas no convencional de la formación Vaca Muerta muestra una recuperación con pocos precedentes.

Sería un simplismo citar lugares comunes e indicar que el mundo requiere alimentos, minerales y energía. Es así, sin dudas. Siempre fue así, más allá de altos precios en 2022 tras el inicio de la guerra en Europa. Pero nunca faltó demanda para estos productos.

Por virtud de los recursos...

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