Para un empresario, no es igual trabajar que estar ocupado

Un empresario trabaja cuando se preocupa por averiguar qué necesitan y desean sus potenciales clientes y cuál es la mejor tecnología e instalaciones con las cuales se pueden fabricar los productos que piensa ofrecer, y están ocupados cuando no pierden palabra pronunciada por algún miembro del equipo económico, o participa en actividades inútiles para él, destinadas a quedar bien delante de las autoridades. ¿Qué implicancias tiene esto sobre los resultados económicos?

Al respecto entrevisté al norteamericano Gordon Tullock (1922-2014), quien, junto con James Mc Gill Buchanan, es considerado el fundador de la moderna escuela de la elección pública. En 1962 ambos publicaron El cálculo del consentimiento: fundamentos lógicos del constitucionalismo democrático, y simultáneamente fundaron la Sociedad de la Elección Pública. Murió soltero como -dentro de la profesión- Carlos Federico Díaz Alejandro, Francis Ysidro Edgeworth, Arthur Cecil Pigou, Adam Smith y Piero Sraffa.

-¿Cuál fue la clave, y la repercusión, de Cálculo...?

-La clave del enfoque es que la persona, en el cuarto oscuro y en el supermercado, es la misma persona. Pusimos en tela de juicio la idealización de la actividad política y la simultánea condena de la actividad económica, planteando que el ser humano no pasa de malo a bueno cuando deja su empresa y se hace cargo de un ministerio. Terminó siendo uno de los trabajos más influyentes del análisis económico moderno, aunque inicialmente a los cientistas políticos no les gustó y a los economistas simplemente no les interesó.

-También se ocupó de la búsqueda de rentas.

-Así es. Descubrí la idea, pero el término fue acuñado por Anne Osborn Krueger. Jack Hirschleifer también se ocupó del tema. Aplicando su planteo inicial, la teoría de la búsqueda de rentas dice que los empresarios dedican sus energías a trabajar, o a estar ocupados, según la rentabilidad esperada de cada una de las alternativas. Cuando el contexto es competitivo y se aplican políticas públicas generales, trabajan porque les conviene; cuando no lo es o pueden torcer la política económica en su favor, están tan ocupados que no les queda tiempo para trabajar. Su compatriota Adrián Claudio Guissarri lo explicó muy bien en una monografía publicada en 1988.

-¿Por qué es...

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