Emilio Ambasz. El mesías de la arquitectura verde

Siete años antes del alunizaje del Apollo 11, William Hanna y Joseph Barbera estrenaron en Estados UnidosLo que en ese momento no era prioritario ahora lo es. "El mundo se enfrenta a graves daños humanos y económicos si no se acelera la adaptación climática", informó la Organización de las Naciones Unidas el pasado 14 de enero en Nairobi, en referencia al acuerdo firmado en 2015 en París. El calentamiento global, la deforestación y la contaminación extrema emergen como las desoladoras cucardas de las malas políticas públicas y los modelos de sobreproducción, especulación cruenta y consumo frenético que se consolidaron alrededor del planeta en las últimas décadas.Obstinado, en el 2020 volvió a la carga. Tras una donación de diez millones de dólares,Hace frío en Bolonia y Ambasz está encerrado. La cuarentena, restricciones más, restricciones menos, no distingue trayectorias. Tres horas y veintiocho minutos tarda en responder un correo electrónico que recibe desde Argentina: aclara que no conversará por Zoom. A partir de ahí, comienza un diálogo de cincuenta mensajes, dos llamadas telefónicas y catorce días del que surgirán datos, anécdotas y principios fundamentales de un hombre que en ningún lugar posee residencia fija pero que vive (y reina) en casi todos.—No había libro de diseño y de arte norteamericano que no pidiera prestado. Cuando se caían a pedazos, los reencuadernaban y me los regalaban. Siempre le echo la culpa a Alfred Barr por mi inglés —dice quien asegura jamás haber tomado un curso de idiomas—. LeíA los quince, se pasó a la escuela nocturna: ayudado por un amigo, había conseguido que Amancio Williams lo aceptara en su estudio. Trabajaba hasta la tarde; después se tomaba el colectivo e iba a clases."Me acuesto cada noche soñándome arquitecto y me levanto todas las mañanas con la misma idea", escribió en una carta enviada a la Universidad de Princeton para convencer a sus autoridades de que le otorgasen una beca de estudios. Su habilidad y su obsesión lo hicieron otra vez.*****Poco antes de establecer en 1976 la oficina Emilio Ambasz & Associates Inc, con la que emprendería sus mayores hazañas, alcanzó un hito del diseño industrial:El pragmatismo con el que concibió objetos útiles fue semejante al que aplicó en el—¿Busqué conscientemente construir una casa sostenible? No. Para mí era de sentido común aislarla del calor insoportable de los veranos andaluces.La obra, un retorno surrealista y atemporal a la noción primitiva de refugio, presentaba dos planos blancos enormes en ángulo recto, a modo de fachada vacía, y dos aberturas en sus uniones: en la base, un pórtico revestido en madera marcaba el ingreso; casi en el vértice superior, una tribuna-mirador, conectada a través de dos escaleras gemelas y empinadas, una para subir y otra para bajar, con peldaños en voladizo y barandas socavadas por las que descendía agua hacia un...

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