Elisa López de Bullrich: 'La versión de Charly García casi me da un ataque'

Cinco hijos, 20 nietos, 16 bisnietos, pero que se llame López, ninguno. Pasa que son muchas mujeres", dice Elisa López de Bullrich, tataranieta del creador de la letra del Himno Nacional, al referirse a las generaciones que la suceden. Elisa y otras dos tataranietas (Stella López de Pernías y Gloria López de Ezcurra) serán hoy distinguidas por el Concejo Deliberante del partido de Vicente López. A días de celebrarse el bicentenario de la elección del Himno de mayo escrito por Vicente López y Planes como "única canción de las Provincias Unidas del Río de la Plata", por parte de la Asamblea del Año XIII, Elisa habló con LA NACION sobre los recuerdos familiares de su tatarabuelo.- ¿Recuerda cuando le contaron por primera vez que usted era descendiente de la persona que había escrito el Himno Nacional?Escuché hablar de él toda la vida. En casa había una reproducción del Himno (ya que en esa época las copias se hacían a mano), que la tenía mi padre, y él hablaba mucho de Vicente López y Planes. Hay familias donde se habla de historia, de política o de fútbol; en mi casa la política y la historia eran el tema obligado a la hora del almuerzo y de la cena, y siempre salía a relucir alguna anécdota de mi tatarabuelo, ya sea de su actuación como estadista o sobre el Himno. Una cosa que recuerdo, por ejemplo, es que cuando yo era muy chica todos los 11 de mayo me llevaban a una escuela primaria que estaba en la calle Charcas y que se llamaba Vicente López y Planes. Yo iba con una vergüenza espantosa, porque era un acto en el que estaban todos los chicos formados en el patio, y yo, que era muy chica, me tenía que parar enfrente de todos.- ¿Cómo era su tatarabuelo, según lo que se contaba de él en las charlas familiares?Era una persona muy versátil. Más allá de sus cargos políticos, tenía una serie de intereses que no tenían que ver con la política. Le encantaba la astronomía, por ejemplo, a tal punto que le dio por estudiar los cometas, algo que en esa época no debía de ser tan fácil. Pero tiene anotados en un cuaderno que a tal día, a tal hora, pasó el cometa número 35, con dibujitos del cometa. Otra de las actividades que lo divertían muchísimo era la botánica. Una cosa bastante curiosa es que tomó un libro de un autor español que tenía una clasificación de las plantas que no se correspondía a la clasificación que hacía poco había hecho el famoso Linneo, y la reclasificó según Linneo. Otro ejemplo de su versatilidad es que aprendió alemán a los 50 años. Estaba...

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