Con las elecciones, hasta peces tiene el Riachuelo

Se cumplieron cinco años desde que la Corte Suprema de Justicia de la Nación intimó en el histórico fallo Mendoza al Estado nacional, a la provincia de Buenos Aires y a la ciudad de Buenos Aires a recomponer el daño ambiental en la cuenca Matanza-Riachuelo. En julio de 2008, el más alto tribunal dictó una sentencia con tres objetivos simultáneos: mejorar la calidad de vida de los habitantes de la cuenca, recomponer el ambiente en todos sus componentes (agua, aire y suelos) y prevenir los daños con suficiente y razonable grado de predicción.La causa Mendoza había sido iniciada cuatro años antes por un grupo de vecinos de la provincia de Buenos Aires y de la ciudad autónoma de Buenos Aires, encabezados por Beatriz Mendoza, contra los estados nacional, bonaerense y porteño, y contra 44 empresas, a los que se reclaman daños y perjuicios sufridos como consecuencia de la contaminación de la citada cuenca.Es cierto que en materia de recomposición ambiental cinco años no representan un período excesivamente extenso. Pero es un tiempo suficiente como para que algunos cambios ocurran: se hizo cierta limpieza en las márgenes del río, se extrajeron buques abandonados y la Autoridad de Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar) ha trabajado en la determinación de los responsables de la contaminación allí producida.Lamentablemente, es un hecho que ya no sorprende a los argentinos. Tal como hemos resaltado desde esta misma columna editorial, a fines del año pasado el máximo tribunal debió dejar fuera de la causa al juez federal de Quilmes Luis Armella por irregularidades en la contratación de empresas para las obras de saneamiento: se habrían firmado contratos millonarios sin licitación por parte de...

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