Egipto: fuerte advertencia del gobierno

EL CAIRO.- La "revolución del Nilo" aumenta su presión contra el régimen de Hosni Mubarak, que parece cada vez más acorralado y que, a través de su nuevo vicepresidente, Omar Suleiman, amenaza ahora con un golpe militar, cada vez más palpable en el ambiente.En una significativa escalada de las masivas protestas que tienen en vilo a Egipto, miles de manifestantes rodearon ayer tanto el Parlamento como la sede del gobierno, a pocas cuadras de la simbólica plaza Tahrir, lo que obligó al premier Omar Shafiq a instalarse en otra oficina.Ante la pasiva mirada del ejército, que se limitó a ocupar los jardines del Parlamento, los activistas se instalaron con mantas, carteles y pancartas, en un nuevo desafío al poder.En el día 16 de una protesta que no se aplaca pese a las advertencias del gobierno, que aparece cada vez más nervioso, estallaron además huelgas de empleados públicos a lo largo de todo este país de 80 millones de habitantes, también sacudido por más protestas en diversas ciudades. En la localidad de El-Kharfa, unos 400 kilómetros al sur de esta capital, tres muertos y un centenar de heridos fueron el saldo de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes contrarios al régimen, según trascendió.Pese a que en los últimos días comenzó a dialogar con la oposición para iniciar una transición a través de una "hoja de ruta" y puso en marcha dos comisiones para cambiar la Constitución, el régimen se muestra cada vez más impaciente con los "revolucionarios de la plaza Tahrir", que rechazan las concesiones del gobierno y piden la salida inmediata de Mubarak.Omar Suleiman, el nuevo vicepresidente de Egipto, ex jefe de inteligencia y mano derecha de Mubarak, por primera vez mostró sus verdaderas cartas. Hizo saber que no tolerará in aeternum las masivas protestas que han paralizado al país y, alimentando la inquietud de la Casa Blanca y enfureciendo a los cientos de miles de activistas que acampan en la plaza, dijo que el país no estaba preparado para la democracia. Además, anunció que no pensaba levantar la ley de emergencia vigente desde 1981, que el régimen no iba a ser derribado y que si sigue fracasando el diálogo con la oposición, la alternativa es un "golpe".Suleiman, figura hasta hace poco respetada tanto por Washington como por muchos de los manifestantes, expresó estos conceptos en una reunión que tuvo anteanoche con editores de diversos diarios egipcios. "No quiero tener que tratar a la sociedad egipcia con métodos policiales"...

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