EE.UU. vuelve a Cuba con su bandera y reclamos de apertura

WASHINGTON.- Ocurrió a cientos de kilómetros, pero la emoción de su significado hermanó las distancias. Después de décadas de hielo, la bandera de los Estados Unidos volvió a flamear en Cuba, como broche de oro a una reanudación de relaciones a la que espera, ahora, su capítulo más complejo.

"Que haya una democracia auténtica en Cuba", pidió el secretario de Estado, John Kerry. "Eso será lo mejor para los cubanos, una democracia que permita a los cubanos elegir a sus líderes con compromiso y justicia social."

Kerry pareció salir así al cruce de las duras críticas que, tanto dentro como fuera de los Estados Unidos, abrió el acercamiento hacia La Habana, en el que muchos vieron, sobre todo la oposición norteamericana, una claudicación y poco menos que un regalo al régimen de los Castro.

Además, reafirmó el compromiso del gobierno de Barack Obama con los valores de la democracia y de los derechos humanos en la isla y lo colocó a la cabeza del mensaje que la administración norteamericana quiere hacer llegar a la sociedad cubana.

En las últimas horas, las críticas a EE.UU. se nutrieron de uno de los hechos destacados de la visita de Kerry: la omisión de toda invitación a disidentes cubanos a la fiesta que siguió al izado de la bandera norteamericana en su reabierta embajada.

"No había espacio", se excusó el Departamento de Estado. La solución salomónica que se encontró fue izar otra bandera de bandas y estrellas -esta vez, en la residencia privada del jefe de misión norteamericana- e invitar allí a los disidentes. "No abandonamos a nadie", dijo Kerry.

El llamado al "cambio político" que hizo Kerry es algo que no agrada a las autoridades de la isla.

Más de una vez el presidente Raúl Castro -heredero de su hermano Fidel- pidió a los Estados Unidos que "deje de decir" lo que tienen que hacer. "Son los cubanos los que tienen que decidir", suele ser el mensaje de La Habana.

Sin apartarse de esa línea, Kerry retomó la idea. "Son los cubanos los que tienen que decidir", dijo, pero con la aclaración de que lo mejor sería que eso "ocurriera bajo una democracia auténtica". Fue la alusión más fuerte que, en tierra cubana, hizo Estados Unidos al totalitarismo de los Castro.

En todo caso, el gobierno cubano repelió el embate con su habitual argumentación en la que se pone como modelo en la materia. "Cuba sigue orgullosa del modo en que garantiza el ejercicio pleno de los derechos humanos", dijo el canciller Bruno Rodríguez.

Fue él quien recogió el guante y...

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