Educación: los chicos pueden enseñar mejor que los adultos

El problema es mejorar la educación. Pero... ¿cómo? Habitualmente, se estudian los aspectos de este proceso de transferencia de conocimiento vinculados con el aprendizaje, pero un equipo de científicos argentinos decidió poner la lupa en el otro término de la educación: la enseñanza. En particular, en qué tipo de habilidades pedagógicas poseen los propios chicos.

Los experimentos realizados por Cecilia Calero y colegas de dos laboratorios de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (el de Neurociencia Integrativa y el de Inteligencia Artificial Aplicada), y del Laboratorio de Neurociencias de la Universidad Di Tella prueban que los chicos no sólo son maestros naturales, sino que pueden ser tanto o más diestros para enseñar a sus pares que los adultos. Una sorpresa.

"Tienen la intuición de cómo comunicar información en forma efectiva", dice Mariano Sigman, uno de los autores del trabajo que se publicó en la revista Cognitive Development. Para Calero y Sigman, este trabajo representa un giro de 180 grados en cómo se enfocan los estudios en educación.

"Hay trabajos sobre los distintos niveles -evolutivo, molecular, cognitivo- del aprender; en cambio, carecemos de otros que analicen cómo enseñamos", dice Calero, cuyo proyecto de posdoctorado consiste precisamente en intentar una disección de esta actividad.

Enseñar no es sólo una tarea altruista para con otro, no se trata de un flujo unidireccional en el que el conocimiento circula del que sabe al que no sabe, sino que le aporta importantes beneficios a aquel que ejerce el rol docente. Ya lo dijo Séneca el joven: "Docendo discimus" [enseñando aprendemos], recuerdan los científicos.

"En la enseñanza, hay dos etapas -explica Sigman-. Una es una reverberación propia, que tiene que ver con algo que nos interesa mucho, que es la «metacognición», el conocimiento sobre el propio conocimiento. Todos tenemos un cuerpo de saberes, pero no necesariamente tenemos acceso explícito a ese capital. Uno puede manejar una bicicleta o jugar al tenis, pero en el momento de enseñarle esas destrezas a otro, hay que ser capaz de comunicar ese «conocimiento de uso», de ponerlo en palabras, traerlo a la conciencia. En segundo lugar, cuando uno enseña, entiende que el otro no está parado en el mismo sitio. Justamente, lo que hacen los buenos profesores es adoptar el punto de vista del alumno. Y para eso es necesario realizar ejercicios [mentales] que resultan muy útiles para el aprendizaje propio, como...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR