Eduardo Stupía: 'Yo empecé a dibujar lo que quería ver y eso me transformó'

La poética de Eduardo Stupía se despliega en dos dimensiones; tiene, se diría, una doble articulación: la de lo que vemos -sus pinturas, sus dibujos, sus collages- y el pensamiento que está detrás de eso que vemos. No hay divorcio. Stupía, que este año tuvo dos muestras en la galería Jorge Mara-La Ruche (una individual, Fósiles, y otra colectiva) y que inauguró hace poco con Luis Felipe Noé en el Centro Borges otra edición de "La línea piensa", establece una continuidad estrecha entre la naturaleza intangible del mundo de la teoría y la materialidad. Lo curioso es que esto no le quita espontaneidad ni a su trazo ni a su pincelada, que parecen imponerse como una fuerza natural.

Frente a la muy publicitada desmaterialización de la obra de arte, Stupía persistió en la pintura y el dibujo. ¿Habrá que ver en esto una resistencia regresiva o una fuerza progresista? ¿Será que la resistencia puede ser una variedad del progreso? "Es todo un poco eso -dice Stupía en el ciclo Conversaciones de LA NACION-. Por un lado, la fuerza progresiva existe muy fuertemente. Yo creo en la especificidad de los materiales de cada disciplina. También creo que es una época de desmaterialización, sobre todo en el sentido de la densidad de las obras. Es el signo de los tiempos. Como dijo Gilles Lipovetsky, es la era de la ligereza. Esto no es una concepción moralista sino que tiene que ver con el material. Uno decide trabajar de la manera en que lo hace porque así vence además las resistencias del material: el material, físico, el conceptual e incluso el emocional."

-¿La relación con el material se resuelve en la fricción o en el cese de hostilidades?

-Yo no creo tanto en la sapiencia del oficio definida como el dominio del material. Más bien, es la rara circularidad de dominar y ser dominado. El oficio es una dinámica que no tiene un grado de perfeccionamiento al que se llega, y uno ya tiene el oficio. El oficio es volátil.

-Tu período iniciático coincidió con los años del Instituto Di Tella. ¿Qué queda de esa época, o no queda nada?

-Te diría que en los 60 nosotros vivíamos una experiencia mixta. Estábamos en Bellas Artes, que era estar en la academia, y además estábamos frente al escenario del Di Tella. Yo ingresé en Bellas Artes en el '69, cuando estaba cerrando el Di Tella. No obstante, era muy clara la contradicción entre las costumbres didácticas de la academia y el Di Tella. Se nos hacía un choque a veces casi indigerible. Ese corte sobrevive en mí todo este...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR