Eduardo Kreutzer: pionero y prócer de la cardiología infantil

El 8 de marzo, a los 78 años, murió un prócer de la cardiología pediátrica local, el doctor Eduardo Kreutzer.

Sobresaliente como médico y como docente, cumplió una enorme tarea siguiendo los pasos de su padre, Rodolfo Kreutzer, pionero de la cardiología infantil en América latina. Ya desde sus inicios como médico mostró una excepcional entrega a su profesión: durante casi 25 años, todos los días llegaba a la Casa Cuna a las 4.30, abría el portón del garaje e iniciaba la atención de los pequeños pacientes mientras los pasillos y consultorios del hospital todavía permanecían solitarios para que los familiares no perdieran su día laboral.

Durante mucho tiempo les dedicó las tardes a los residentes de la escuela Doctor Carlos Gianantonio en el Hospital de Niños. "Fue un docente colosal -escribió en su homenaje el doctor Rubén Cuttica, colega y discípulo-. El estetoscopio se movía sobre el tórax y él llegaba al diagnóstico [sin utilizar las] ecografías e imágenes de todo tipo [que utilizamos hoy]." Más tarde, organizó la residencia de cardiología en el hospital Pedro de Elizalde, donde asumió la jefatura en 1974, año en que también ideó y dirigió el curso de médicos cardiólogos pediatras de la Universidad de Buenos Aires. Al agregarle luego la obligación de dos años de residencia, logró el reconocimiento de la especialidad.

En lo profesional, profundizó y enriqueció con gran sagacidad diagnóstica todos los campos de la cardiología, desde la fonocardiografía hasta la anatomía patológica, la hemodinamia (con aportes relevantes sobre el manejo de flujos y función ventricular en diversas cardiopatías), la ecocardiografía, la electrocardiografía en el primer año de vida, la perfusión...

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