Sin una edad mínima, en Brasil el sistema enfrenta un enorme desafío

RÍO DE JANEIRO.- El sistema de jubilaciones de Brasil es uno de los más complejos de la región porque conjuga dos modalidades -por edad y por tiempo de contribución- con varias alternativas. En la práctica esto ha llevado a que no exista una edad mínima de retiro y la edad media en que los brasileños se jubilan es de 53 años, una de las más bajas del mundo. La situación presenta un grave problema de costos.

A la mayoría de los asegurados de Previdencia Social en el sector privado, no se les requiere una edad mínima para jubilarse. Para tener derecho a una jubilación sólo hay que comprobar un tiempo mínimo de contribuciones, establecido en 35 años para los hombres y 30 para las mujeres. E incluso se reduce en cinco años para los docentes que tengan un tiempo efectivo en el ejercicio exclusivo de su trabajo en la educación infantil, primaria o secundaria. El monto de la pensión depende de la cantidad de años de aportes. Para el sector público -tanto empleados federales, estatales como municipales- sí hay una edad mínima de jubilación integral que es de 60 años (hombres) y 55 (mujeres).

Sin embargo, el sistema reformado en 1991 contempla también el derecho a la jubilación cuando se llega a una edad considerada de riesgo social, fijada en 60 años para las mujeres y en 65 para los hombres que trabajan en las ciudades, y en 55 para las mujeres y 60 para los hombres residentes en áreas rurales. Aun así, las personas deben comprobar un mínimo de tiempo de contribución que varía entre 11 años y medio y 15, según cuándo se afiliaron a la Previdencia Social (antes o después de la reforma).

Con los cambios demográficos sucedidos en las últimas décadas en...

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