La economía de Sergio Massa, en un dramático callejón

El ministro de Economía, Sergio Massa

Las recientes elecciones de gobernador en Río Negro y en Neuquén tienen un significado nacional. Pesan en la vida del país. Son provincias energéticas, sobre todo Neuquén, que es la dueña de los principales yacimientos de hidrocarburos no convencionales del país. Es la dueña de Vaca Muerta. Pero, además, estos comicios importan porque representan una película en cámara lenta que vamos viendo a lo largo de los meses respecto del conflicto mapuche, que es una novedad en la Argentina de los últimos años. Ese conflicto tiene distintos niveles de agresividad, mensajes, y significados que pueden llegar hasta una reivindicación separatista. Eso también ocurre en esa área de la Patagonia. En esas provincias se puso en discusión quienes son las autoridades de los rionegrinos y los neuquinos, pero también influyen en el resto del país.

Hay dos números de Río Negro que pueden iluminar la vida política nacional: el porcentaje del electorado que participó en las elecciones bajó de 74% a 67%, respecto a la elección anterior de 2019. Se verifica un fenómeno que puede aparecer de nuevo en las próximas elecciones nacionales, que es el nivel de desapego de la gente frente a las urnas, como ocurrió en las elecciones de medio término en 2021, especialmente en la provincia de Buenos Aires. Es decir, se trata de un fenómeno general que ya registran los encuestadores, no solamente cuando van a ver los números, sino cuando trabajan, porque cada vez más personas no los quieren atender. Las personas no quieren hablar de política y dicen que están enojadas con ella.

En tanto, a los dirigentes del Movimiento Popular Neuquino (MPN), que perdieron este domingo, les llama la atención otro aspecto de la elección. Ellos dicen que fueron a buscar a la gente para ir a votar, pero que muchos no se dejaban llevar. El MPN es un movimiento con un gran aparato político, construido a lo largo de 60 años, que tiene una notoria capacidad de movilización de su base. Ellos dicen que varias personas se resistieron en esta ocasión a formar parte de ese juego. A su vez, algo interesante para destacar es que las fuerzas nacionales parecen no tener mucho predicamento en estas elecciones locales.

En Río Negro, Alberto Weretilnek, que es alguien que viene del Frepaso y que armó su propio partido, no está alineado a ninguna corriente nacional, más allá de sus afinidades con el kirchnerismo. Y lo mismo pasa con Rolando "Rolo" Figueroa, que es el que gana la elección de Neuquén derrotando al MPN. Podría llegar a afirmarse esto último de manera contundente, si no fuera porque el mismo Figueroa es un desprendimiento del Movimiento Popular Neuquino.

Estos dos grupos, que ganaron en Río Negro y Neuquén, proyectados sobre el Congreso, forman un conglomerado. Antiguamente, se les llamaba irónicamente "el barrio chino" de la Cámara de Diputados. Son fracciones minoritarias en las que hay misioneros, diputados de Lavagna, partidos de izquierda, diputados solitarios, de Tucumán, Neuquén (Rolo Figueroa, por ejemplo), y también el sector de Weretilneck. No forman parte de ninguna de las corrientes que han polarizado la política argentina en los últimos años. En esto se da un fenómeno en espejo. Los partidos nacionales, los líderes, fueron a apoyar candidatos, que no son los candidatos con los cuales se alineó su propio partido en la provincia. Y esto genera discusiones. De hecho, el gobierno nacional tiene a un rionegrino importante en sus filas, que es el ministro de Justicia, Martín Soria, hijo de un gobernador y dirigente importante del peronismo tradicional. Sin embargo, el kirchnerismo con Cristina Kirchner a la cabeza fue a apoyar a Weretilnek, que no es un candidato de su partido. La discusión se dio más en Neuquén, donde por conflictos internos de Juntos por el Cambio, Figueroa obtuvo la adhesión de Rodríguez Larreta y de Mauricio Macri, pese a que hubo algún ruido al final de la carrera. Macri se molestó porque Figueroa dio quórum para favorecer a Sergio Massa en la votación de la última moratoria previsional. El gobernador electo tuvo menos apoyo de Patricia Bullrich, que a último momento salió a sumarse con la victoria. Desde Neuquén le dijeron ‘Patricia, vos estabas en otra película". Ella estaba con Juntos por el Cambio, que en realidad rodeaba al candidato radical Pablo Cervi. Aún así es difícil encontrar fotos de Figueroa con Larreta o con Macri. Tampoco ellos estuvieron con Cervi, con el que sí estuvo Martín Lousteau. El propio Figueroa que tuvo también el apoyo enfático de Massa, es decir, se presentó una rarísima ocasión en la que coinciden dos personajes incompatibles de la política argentina -probablemente una de las enemistades más firmes de la política argentina- que son Massa y Macri. Figueroa logró reunirlos. Pero él no quiso fotos, porque quiso provincializar la elección. Y en alguna medida ganó con una lógica provincial, enfrentando a su viejo partido.

Rolando Figueroa

La provincialización parece ser la forma con la que las dirigencias locales, también las del peronismo, expresan el mismo desencanto del electorado, que se muestra en las encuestas, respecto del proyecto nacional de su partido. Los electores afirman que están alejados de la política porque no les da respuesta. En la élite eso también se expresa cuando un gobernador adelanta las elecciones y pide que no vayan a visitarlo desde Buenos Aires. Hace una elección en sus propios términos, porque tampoco existe la posibilidad de dar al electorado local algo del producto que le llega desde la Capital Federal. Pareciera que también en la dirigencia se reproduce este desapego respecto de las grandes corrientes nacionales y de lo que ellas expresan a nivel discursivo y como propuesta de...

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