El duelo de Morrissey en Viña

VIÑA DEL MAR.- Acá los parámetros son otros. No importa el renombre internacional, la trayectoria, la contribución a la historia; no importan los premios ni las colaboraciones, tampoco la cantidad de títulos que constituyan la discografía de un artista. Cuando llega al Festival de Viña del Mar, sólo importa el dictamen del monstruo. Nada más. Si el monstruo dice sí, todos contentos, aplausos, ovación, medalla y Antorcha de Oro, Gaviota de Plata y hasta de Platino. Si el monstruo dice no, agárrense. En la edición número 53 del festival de la canción más importante y antiguo del continente, no hay más que el veredicto popular, la sentencia de un público implacable (conformado en su mayor parte por locales y pocos extranjeros), tan despiadadamente duro como para ganarse el apodo con el que es reconocido a través del mundo. Sólo basta recordar el momento en el que Xuxa, a principios de milenio, fue abucheada y expulsada con un insistente insulto para comprender los mecanismos de la ley marcial del monstruo; analizar, por el contrario, las razones de la devoción por el dúo humorístico Dinamita Show, en la segunda fecha de esta edición, resuelve completamente el misterio de su funcionamiento: dos tipos sencillos, viñamarinos, que lucharon para conseguir el éxito sublimando en forma de chiste su pasado como artistas callejeros y algunos problemas de adicciones y salud, sólo podrían ser adoptados por la conservadora bestia -que también demostró particular cariño hacia las cuecas del actor chileno Daniel Muñoz, la canción de protesta de Manuel García y el rock también trasandino de Los Bunkers-. Además de concentrar la atención del ojo externo, su función determinante hizo que paulatinamente casi quedara en el olvido el hecho de que éste no es un festival de música sino una contienda en la que compiten artistas de todo el planeta en dos grandes categorías, folklore e internacional. Lo que al monstruo le importa es el espectáculo.Durante la tercera jornada, la transmisión en vivo, para toda América latina a través del canal AyE, mostró una postal poco común en el Anfiteatro de la Quinta Vergara y su descomunal despliegue escénico: la presencia de Morrissey, el plato fuerte de la grilla, puso en evidencia la escasa y retorcida relación entre el monstruo y el rock mundial. Hubo casos a lo largo de la historia: en los ochenta, tocó The Police, y en los...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR