La droga de la política y una decisión para siempre

Hace pocos días, el señor Leandro Santoro, candidato del oficialismo, lanzó como un lema de su campaña la "reivindicación del goce". La interpretación sexual que se apresuró a hacer de esa proclama la señora Victoria Tolosa Paz, candidata del mismo espacio, desvió la atención del verdadero sentido de aquellas palabras, que podrían resultar tristemente reveladoras en medio de un período preelectoral vacío de contenidos. Coincidencia involuntaria del candidato sobre las intenciones de los líderes de su partido o señal para quienes puedan leer más allá de la risa y de las burlas, no parece que el goce que promete el Frente de Todos esté ligado a la sexualidad. Nada puede hacer el gobierno en la cama de los ciudadanos, al menos por ahora, pero sí puede liberar la producción y venta de drogas, que es un objetivo central de la alianza bolivariana a la que el kirchnerismo se ató hace ya 15 años.

Hoy, el propio Presidente está hablando de la posibilidad de abrir el debate sobre la legalización; y ya sabemos lo que significa en sus palabras "abrir el debate". No es el único, lamentablemente. Los hay en todos los sectores. También en Juntos por el Cambio y entre los liberales.

No se trata sólo del consumo, como quieren mostrarlo engañosamente a la ciudadanía. La despenalización del consumo ya existe por un fallo de la Corte Suprema y hasta resultaría útil que la ley recogiera esa jurisprudencia, porque así los consumidores podrían ser obligados a testificar contra los dealers que les venden droga, algo que no es jurídicamente posible mientras sean imputados.

Lo que el gobierno busca, más allá de los eufemismos, es la legalización de la producción y de la venta de marihuana, que más temprano que tarde arrastrará forzosamente a la legalización de la venta de cocaína y otros compuestos. La venta libre de marihuana promueve la de otros estupefacientes, porque nos acostumbramos a regular nuestras emociones con sustancias. Y tampoco se trata de minimizar la marihuana, que no es hoy la de los años ‘60, sino que el tratamiento genético de la planta incrementó cinco veces el poder del THC, su componente alucinógeno, y provoca daños cerebrales. Actualmente, la marihuana se consume con frecuencia en un combo de diversas clases de narcóticos.

Aun en Uruguay, con un Estado proveedor y donde la marihuana se vende en farmacias, hay al mismo tiempo un mercado negro de droga de diferente potencia y variedad a un costo menor. A partir de su legalización, el consumo de...

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