Otro drama: mueren más soldados por suicidios que en combate

WASHINGTON.- Entrenado para vencer el miedo, resistir, cercar y -cuando el enemigo está en la mira- apretar el gatillo sin vacilar, el ejército norteamericano enfrenta ahora, en los niveles récord de suicidios en sus filas, a un nuevo adversario capaz de moverse en la más misteriosa de las sombras y al que no sabe cómo tratar."Es la guerra que estamos perdiendo", disparó, días atrás, la senadora demócrata Patty Murray, una de las voces más activas en el Congreso para señalar lo que aquí ya empieza a calificarse de una "epidemia". Aunque, sin embargo, muchos tratan de manejarla con secretismo.Con una muestra de que la identidad partidaria no significa, necesariamente, sumarse al complot del silencio, e indignada por la "incapacidad" para abordar la crisis, Murray acaba de poner contra las cuerdas al secretario de Defensa, Leon Panetta. Lo cuestionó públicamente por la ausencia de victoria "en el terreno de la salud mental" de los soldados.Demudado, el hombre que maneja el ejército más poderoso del planeta no pudo sino admitir la derrota y el desconcierto. "Algo está mal, no sabemos qué, pero algo está mal", reconoció Panetta. "La epidemia de suicidios que estamos padeciendo es uno de los aspectos más dolorosos y frustrantes de mi trabajo", añadió.La ola de suicidios de soldados activos registra niveles nunca vistos en la historia norteamericana, incluidos los turbulentos períodos de las guerras en Vietnam y en Corea. Al extremo de que hoy, de acuerdo con cifras oficiales, son más los efectivos fallecidos de esa manera que en combate directo en Afganistán.En lo que va del año, 206 soldados se quitaron la vida. "Es casi lo mismo que decir uno por día", dijo Murray a periodistas, entre ellos, de LA NACION. Si la tendencia se mantiene, habrá 360 hacia fin de año.La mayoría de ellos eligió el camino del disparo. Uno de cada tres lo hizo por ahorcamiento. La gran mayoría son hombres; casi no se registran casos de mujeres. Pero lo que no están claras son las causas, y eso es lo que desconcierta a los generales."Se podría pensar en el estrés de combate, pero la verdad es que muchos de los fallecidos no estuvieron en acciones directas", comentó a LA NACION Paul Grant, que trabaja en TAPS, una organización dedicada a familiares de quienes perdieron de ese modo a un ser querido.Apenas empezó a estudiar el tema, una de las cosas que sorprendió al Departamento de Defensa fue comprobar que la mayoría de los suicidios de su gente se producían una vez que los soldados...

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