Por dos semanas, una sola y feliz imagen

De aquí al domingo 21 no habrá revelación política, regreso estelar, escándalo mediático o giro dramático en una ficción capaz de opacar todo lo que ocurre en Río de Janeiro con los Juegos Olímpicos a través de la pantalla de TV. O de las pantallas, para ser preciso, porque no hay un solo official broadcaster. Para felicidad del televidente, nuestra TV Pública y las señales deportivas más importantes se reparten en el seguimiento de las competencias. El zapping nos ayuda a elegir, a buscar variantes todo el tiempo. Y los canales ayudan: a menos que la Argentina enfrente un match decisivo o que se defina una disciplina insoslayable, cada señal también practica su propio zapping. La variedad enriquece la experiencia a niveles extraordinarios.

Hasta ahora no aparece en el seguimiento por TV de estos Juegos algún hito superador en materia visual o tecnológica, pero la transmisión hasta ahora fue muy buena. Sobre todo porque sobraron practicidad y sentido común, y todos los detalles estuvieron cuidados: la ubicación de las cámaras...

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