Dos pibes que jugarán el partido del año: Bentancur y Arias

¿Quién los conoce? Pocos, verdaderamente. En el partido del año, en el clásico que puede definir una porción del título, se presentan en sociedad dos jóvenes impensados. No son famosos: si pasaran ahora mismo por la esquina, los hinchas seguirían de largo. Sin embargo, serán parte del espectáculo más esperado: esta tarde, en la Bombonera, en el clásico entre Boca, el líder y San Lorenzo, el perseguidor. Entre las ausencias, entre citaciones al seleccionado y lesiones, ellos dos: Rodrigo Bentancur Colman, un volante de 18 años, nacido en Colonia, Uruguay, con la camiseta xeneize; y Ramiro Arias, un defensor de 22 años, oriundo de Trelew, Chubut, con la camiseta azulgrana. Ellos dos, un volante con clase y un lateral con ida y vuelta, para nadar sorprendidos en el mar de ausencias. Sin Carlos Tevez, sin Fernando Gago, sin Nicolás Lodeiro, sin Néstor Ortigoza (¿llegará a último momento?), sin Emmanuel Mas. Ellos dos, en el partido que puede marcar el destino.

"No lo vi mucho, pero si está dentro de los once es porque algo tiene", advirtió Pichi Mercier, días atrás, envuelto en sinceridad. Se refería a Bentancur. "Es una ventaja para mí, porque no conoce mi juego. Yo voy a tratar de hacer lo mismo de siempre", respondió, con humor, el chico xeneize. Tiene lógica: apenas suma 20 partidos en la primera de Boca, 14 de modo oficial, pero Rodrigo se transformó en el niño mimado de Rodolfo Arruabarrena desde largos meses atrás. Cada vez que puede, el Vasco le hace un lugar. El volante uruguayo, un elegante que tiene un porte parecido a Lucho González -aunque algunos le encuentran una sintonía excesiva con Román Riquelme- es observado por el cuerpo técnico como una de las primeras soluciones a encontrar en el banco de los suplentes. No tiene ida y vuelta para jugar por la banda derecha, aunque puede desequilibrar cuando pisa el área. Debutó ante Vélez (2-2), en un partido de verano en 2015, y su presentación oficial fue por la Copa Libertadores, en la goleada ante Montevideo Wanderers (3-0). Tiene buena pegada y suele formar parte del engranaje audaz desde la posesión del balón, un recurso que Boca suele explotar. Tendrá la responsabilidad, además, en la conducción. El nexo para rubricar historias mínimas con Palacios y Calleri.

Pide la pelota, se muestra, no se esconde detrás de una marca. Y tiene un pie exquisito. En el verano, el Vasco decidió llevarlo a la pretemporada de Tandil, con la idea de comenzar a darle rodaje a la que todos señalan como...

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