Dos grandes obras de Igor Stravinski en un mismo concierto

Para nosotros, personas del siglo XXI, asistir a un estreno de Igor Stravinski -el compositor del estreno más espectacular de todos, el de La consagración de la primavera- parece una circunstancia tan improbable que se vuelve casi mitológica. Pero ni la historia del arte ni la de la música tienen una dirección única y puede haber sorpresas, descubrimientos, cosas olvidadas que salen a la luz. Exactamente eso pasó con Canto fúnebre (Pogrebal'naya Pesnya), la pieza de Stravinski que fue encontrada en 2015 y que, en la temporada del Teatro Argentino de La Plata, tendrá su estreno local mañana en el Auditorio Nacional del CCK, con la orquesta estable y dirección de Pablo Druker.Entre todas las maestrías que dominaba Stravinski estaba también el enmascaramiento y el timing artístico. Nada muestra mejor esta pericia que la breve historia alrededor de Canto fúnebre, escrito hacia 1908 y que respira en la misma atmósfera de El pájaro de fuego, Petrushka y La consagración de la primavera, sus piezas cruciales para orquesta de la década de 1910. El día mismo del estreno de La consagración..., el 29 de mayo de 1913, en el Théâtre des Champs-Élysées, la revista Montjoie! publicó un artículo firmado por Stravinski con el título "Ce que j'ai voulu exprimer dans Le sacre du printemps". Hay dudas de que el texto haya sido escrito de puño y letra (se sospecha una manipulación del editor Ricciotto Canudo), pero la frase da una idea bastante clara de las intenciones del compositor ruso y de las diferencias con algunas piezas precedentes. "No recurrí a los cuentos de hadas ni a las alegrías y los dolores humanos..." Mucho más tarde confirmaría esa misma posición: "Poca tradición inmediata hay detrás de Le sacre du printemps y ninguna teoría. No me ayudó más que mi oído. Soy el conducto a través del cual pasó Le sacre...".Nikolái Rimski-Kórsakov murió en 1908 y Stravinski decidió entonces rendir homenaje a su maestro. Canto fúnebre nació de ese gesto de gratitud. La pieza se estrenó en Leningrado con la dirección de Felix Blumenfeld. En Crónicas de mi vida -ese volumen de memorias de 1935 que Victoria Ocampo, nuestra stravinskiana mayor, publicó en Sur simultáneamente con la edición francesa- Stravinski cuenta el destino posterior de Canto fúnebre: "Por desgracia, la partitura se perdió durante la revolución...

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